viernes, noviembre 10, 2006

Cuento a medida (*)

"Joven carismático pisó caca y ahora lo miran feo"

Agustín imaginaba sin dificultad el titular de Crónica; sólo que el jueguito que siempre le resultaba divertido ahora le hacía doler la cabeza. Estaba llegando tarde a la reunión y para colmo había pisado caca de perro. En realidad se había embadurnado los zapatos y parte de la botamanga en una torta impresionante; le había costado sacar el pie del montón inconmensurable de porquería, había tironeado con fuerza para escapar de la succión de la montaña de bosta; y no quería seguir regodeándose en la miseria, porque en realidad parte de la mierda había sobrepasado el cuello del zapato y se había metido adentro. O sea que los esfuerzos para limpiarse no habían servido para eliminar el olor que ahora venía de las medias. Las medias que sentía húmedas y que hacían que su pie derecho se deslizara un poco con cada paso.
Joven ejecutivo es despedido porque piensan que se cagó en una reunión. ¡Ampliaremos!, pensó Agustín.
Una cuadra antes de llegar al edificio, vio la zapatería. Entró pidiendo disculpas:
- Perdoname – le dijo a la empleada - , tuve un accidente…
- Uy, sí, quedate quieto ahí, no me manches la alfombra.
- Disculpame, me lo voy a sacar y lo tiro.
- ¿No querés limpiarlo?
- Um, no sé, no tengo tiempo. Traeme alguno parecido, cuarenta y dos. ¿Tenés medias?
- No, sólo las de prueba, pero si te sirven…
- Sí, gracias, cualquier cosa.
- Ya vengo.
- Gracias, muchas gracias.
- Dicen que trae suerte…

Consultó el reloj y vio que ya habían pasado quince minutos de la hora estipulada para presentar el sistema. Sentía la cabeza del doble del tamaño habitual y le latían las sienes. Lo único que esperaba era que su jefe también se hubiera retrasado. Le daba lástima tener que sacrificar los zapatos, eran buenos y caros, pero no le veía otra solución. Aunque si los metía en la caja de los nuevos, y en la bolsa…
- Tengo éstos que son casi iguales, pero marrones, en negro no me quedan.
- Um… pero no me combinan para nada, dame alguno en negro, cualquiera, rapidísimo…
- Sí, te traje éstos.
- Ah, perfecto, perfecto…
- Negritos, te hacen juego con los ojos – dijo la chica.
Agustín la miró y vio que ella le sonreía divertida. Era linda, muy linda. Tal vez cuando terminara la reunión…
- Me llevo éstos.
- Buenísimo.
- Y las medias.
Se iba sintiendo un poco mejor; llegaría tarde a la reunión, un poco, pero ahora su ánimo estaba bien. Los zapatos nuevos y la sonrisa de la rubia le habían devuelto la confianza.
Caminó muy rápido la cuadra que le faltaba y entró en el edificio, consultó en la cartelera el piso de “Anto-Iceberg S.A.” y subió. Antes de entrar al salón de reuniones se dio cuenta de que había dejado los zapatos sucios en el negocio de la rubia.

Lo primero que notó al entrar fue que su jefe no estaba. Pidió disculpas por la demora y nombró a su jefe para que todos supusieran que había estado esperándolo:
- En cuanto al señor Klein, no sé si…
- Sí, ya nos avisó que se encontraba retrasado.
- Ah, bien. – “Me hubiera avisado a mí…”, pensó Agustín. Pero no importaba, se sentía completamente relajado - No sé si quieren esperarlo.
- No, comencemos, por favor.
“Trae suerte”, pensó Agustín. Acomodó sus cosas y comenzó a hablar del proyecto, sin mostrar todavía los programas que había traído. Divagaba un poco: exageraba inconvenientes que en realidad estaban resueltos de antemano por el lenguaje de programación. Pero era lo que hacían con todos los clientes, y a Klein le encantaba. Siempre le decía a Agustín que exagerara con las cosas que ya estaban resueltas, para que tuviera menos efecto negativo cuando hablaran de las que aún no tenían solución. El tema de la conectividad de las sucursales remotas, por ejemplo…
- Disculpe, Agustín… ¿Hay olor feo acá?
- ¿Qué? – dijo Agustín y sintió una puntada en la cabeza.
- Sí, hay – dijo otro de los socios. Y olfateó en dirección a Agustín.
En ese momento entró Klein, saludó a todos y luego le pidieron a Agustín que continuara. Pero había perdido el hilo, transpiraba, y le parecía percibir un tufo insoportable a caca de perro. El gordo que lo había olfateado alejó ostensiblemente la silla de la mesa de reuniones y lo miraba con asco. Agustín tartamudeaba y el jefe tuvo que hacerse cargo del resto de la charla. Agustín apenas si pudo mostrar parte de los programas, porque se acercaron todos a la notebook, rodeándolo, y el olor era muy evidente. Klein parecía no sentirlo y algunos seguramente intentaban no darle importancia, pero el gordo puteó como para que todos oyeran y volvió a sentarse. Agustín dijo que se sentía mal y al levantarse envolvió a todos en una nube apestosa. Se quedaron en silencio, mirándose, y entonces hasta Klein debió percibirlo, porque le dijo que se fuera tranquilo, que él concluiría la presentación.
Agustín salió del edificio con náuseas y caminó aturdido unos metros. Después se acordó de los zapatos y tuvo que desandar una cuadra. La rubia lo miró compasivamente cuando entró, y le entregó la bolsa con la caja de los zapatos sucios.
- ¿Las medias…? - dijo Agustín.
- Las medias te las llevaste – dijo la rubia – Me llamó la atención, pero… Te las pusiste en el bolsillo del saco, ¿no estaban sucias?
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(*) A pedido de ANTO y dedicado a mi amigo Agustín, que increíblemente se vio a cargo del "Problema del año 2.000" y fue amenazado vilmente por la gente de Sistemas. Y se cagó, claro.

18 comentarios:

Daniel dijo...

¡ESTUPENDO! ¿Que más puedo decir? Da gusto leer esto.

Sergio Muzzio dijo...

Daniel: Muchas gracias. Y coincido plenamente en eso de eliminar sistemáticamente a todos los jefes. Cuente conmigo...por lo menos hasta que sea jefe de algo.

Paréntesis dijo...

un seudo-delivery, digamos.
Despues lo leo

Sergio Muzzio dijo...

PARENTESIS: Así es. Es un servicio más que ofrecemos en este blog, por unas pocas monedas.

AnTo.- dijo...

muchas, muchas gracias! :) con respecto al nombre del joven, antes de tirarle el tema había pensado en Agustín... casualidad??? no lo conozco a su amigo, pero ha pisado caca en esa situación?
me gustó esto de cuentos a pedido, espero no se me haga costumbre si no me va a mandar a freir churros a constitución!

Sergio Muzzio dijo...

ANTO: De nada, gracias a usted, me gustan estas cosas. Agustín es un viejo amigo que ha reaparecido hace poco y quise agasagarlo (buéh). Me acuerdo, ahora, de Florentino Ariza y las cartas de amor a pedido, que escribía imaginando que eran para Fermina Daza.
Si va a freír churros, hágalo más cerca, Constitución es muy lejos y no tiene onda.
Saludos!

Anónimo dijo...

:S... :(... weeeno... ¡¡¡yo quiero mi cuento a medida!!! :P... Muy bueno... y angustiante... se parece a mis peores pesadillas... aclaro que mis pesadillas son del tipo "llegar a clases en chanclas"... problemas domésticos vergonzosos...

Te dejo un beso...

Sergio Muzzio dijo...

MILL: Antes, mi pesadilla era encontrarme en el aula de la secundaria desnudo, con todas las chicas ahí. Ahora sería un sueño estupendo.
Tomo el pedido, pero mándeme fotos de usted en chanclas.

Sergio Muzzio dijo...

LAURA: ¿Vio? Al final era carismático en serio Agustín: a usted la compró.
Muchos besos!

Ana dijo...

Hace rato que no paso por acá. Pero veo que a pesar de la inflación en este boliche no bajan la calidad de los productos.
Muy bueno como siempre.
Realmente me gusta como quedo atrapada en la lectura.
besos

Sergio Muzzio dijo...

ANA: No bajamos la calidad, sólo achicamos un poco el envase, como Terrabusi. Muchas gracias y pase más seguido que estamos siempre baratos.
Besos!

Sergio Muzzio dijo...

FER: Muchas gracias. No recuerdo qué pasó después, pero ante el fiasco que resultó lo del 2.000 imagino que habrán intentado ningunearlo. Así de turros somos los de Sistemas (aunque no trabajo con Agustín).

Anónimo dijo...

¡Buenísimo!!, yo también quede atrapada en la lectura.
Estaré esperando el siguiente cuento!.
Saludos desde tierras lejanas.

Sergio Muzzio dijo...

LUZ: Muchas gracias ¿De dónde es?

NEO: En realidad es la primera vez que uso un personaje de sistemas, pero para los nombres siempre los tengo a mano. Con respecto al "pedido", qué sé yo, a mi me incentiva. Y el arte en colaboración es un quilombo, a lo sumo se puede debatir pero después chancho-chancho.
Abrazos para usted también!

Anónimo dijo...

Hola Sergio, soy de México.
Un día pasé por aquí y me gustó lo que escribió, y desde entonces paso frecuentemente,aunque casi nunca dejo comentario alguno...

Bueno,una vez develada la incógnita, le mando saludos!!

Sergio Muzzio dijo...

Hola, Luz! Tengo unos borrachos amigos en el DF, un tal Martín Valdéz y Castro y un tal Elías Estrada Sánchez, aunque hace un tiempo que no sé nada de ellos. Tengo pendiente conocer tu país, pero ambos quedaron en invitar y por ahora no pasó nada! Ahora me diste ganas de encontrarlos aunque sea para fin de año...y reclamarles los pasajes, claro. Saludos para vos también!!

Anónimo dijo...

Hola, Sergio! Espero logres encontrar a tus borrachos amigos y les saques los pasajes prometidos!!.
Te aseguro te gustará mi País, y estando con ellos, tequila no te faltará!! ;0)
Te mando un abrazo

Anónimo dijo...

ja-ja La vívida imágen del protagonista "tironeando" el pie del nauseabundo pantano de excremento es impagable...ahora que el can en cuestión habrá sido el "padre de los gran-danés", por lo menos, ja-ja Saludos amigo.