martes, diciembre 12, 2006

Post número 99

Una receta para Simón (Primera Parte)

Dicen que la comida es el sexo de los viejos; tomando eso en cuenta, podría afirmarse que la casa de los Martínez era como un templo consagrado al Kamasutra, aunque el libro de cabecera fuera el de Doña Petrona, edición de 1.962.
Tanto Marta al mediodía como Simón para la cena, solían consultar el voluminoso manual que ahora estaba lleno de anotaciones marginales y con señaladores de colores por todas partes. Y no oficiaba sólo como el Kamasutra: en ocasiones , sobre todo Simón con su voz de barítono, lo usaban como si fuera un tomo de poesía. Él a veces, con la excusa de confirmar un preparado con su mujer, le leía de pie cosas así:
Lengüitas de Cordero a la Rusa: Limpiar las lengüitas pasándolas por la llama, y cocinarlas con abundante agua con sal y verduras; dejar enfriar en su mismo jugo.
Y Marta, pícara, podía responder al rato y de memoria con otra receta:
Se cortan los pomelos por la mitad y se les extrae la pulpa, que se usará para rellenar las cáscaras mezclada con azúcar negra. Rociar con crema de leche cada mitad y colocar unos minutos en horno caliente.
Y así andaban, rehogados todo el día, almibarados, adobados, salpimentados, salteados, untados, eligiendo martinetas gordas para hacerlas a la “Bellavista”, atándoles las patas, cubriéndolas con tiras de tocino y mandándolas al horno que siempre estaba caliente. Se prodigaban toda clase de atenciones a través de las comidas, se enviaban caricias con aroma y sabor, y en ocasiones casi las corporizaban: a veces, después de un plato especialmente sabroso a Simón le daban ganas de besar a Marta. O era ella la que invitaba un licor con las mejillas arreboladas y a Simón le parecía que volvía a verla de 15 años, cuando él tenía 22 . Sobre todo con los licores, Simón sentía que volvía el tiempo atrás. Porque esa era la especialidad de Marta desde siempre. Los hacía casi desde niña, enseguida había superado a su propia madre, y eso no era un mérito menor. Preparaba un licor de duraznos al coñac que le demandaba más de 5 días, pero Simón caía a sus pies cada vez, invariablemente. La ventaja de ese licor era que también le servía para perfumar cremas y postres y Simón lo reconocía al instante y entonces la retribuía de forma similar. Él tenía muchas especialidades, pero cuando le ofrecía a Marta unos buñuelos de Viento los presentaba como “su especialidad”, y Marta creía que era porque le encantaba el nombre. Pero los buñuelos también llevaban coñac en el almíbar final y así quedaban empatados y había que desempatar , y eso les gustaba a los dos.
Todo se iba dorando armoniosamente, con toques de calor precisos y espolvoreos de coco no tan precisos a causa de la artrosis, hasta el día en que Marta perdió por completo el apetito.
Simón la vio venir del Banco preocupada y supuso que algo había andado mal con la jubilación. Siguió preparándole el café como a ella le gustaba, sin que hirviera el agua pero muy caliente, y esperó a que Marta le contara. Pero ella se demoró en el baño y al salir sólo rechazó el café y se puso a leer una revista cualquiera. No era común verla a Marta tan callada, y sobre todo verla rechazar el cafecito de la media mañana, que era apenas un dedal bien acompañado. Simón se tomó su café con roscas de maicena y estuvo pensando. La última vez que había visto así a su mujer había sido por un problema de salud, y algo más que eso. Porque el médico le había encontrado el colesterol alto y había pretendido ponerla a dieta. Fue tanta la impresión que a ella le produjo la idea de una vida escueta de milanesas de soja y verduras al vapor, que a la semana se había regularizado milagrosamente, y sin privarse ni siquiera del locro de Simón.
Le preguntó cautelosamente si se sentía bien, y ella dijo que le dolía un poco la cabeza y que iba a recostarse. Simón tuvo que prepararse el almuerzo, porque Marta le aseguró que era cansancio y que durmiendo se sentiría mejor. Así que después de mucho tiempo él había cocinado al mediodía, y la comida le pareció sosa y la mesa le pareció muy grande.
Al segundo día de ayuno de su esposa, él insistió en llamar al médico, y ella había acatado distraídamente, entre suspiros. Mientras lo esperaban, Simón apeló a los violines gitanos para ver si la música le despertaba el apetito, pero Marta apenas si aceptó un té cargado y los suspiros se incrementaron.
Por las dudas él dejó abierta la puerta de la cocina mientras repasaba los ingredientes para una bouillabaisse y se los comentaba entre el clamor de la música, allí donde a las cuerdas de los violines se le sumaban las de unas guitarras apasionadas y Simón se quejaba porque no había camarones y así la sopa no era lo mismo.
El doctor la revisó y no encontró nada significativo, y hasta alentó la idea de la dieta, pero recomendó descanso y análisis de sangre y uno espantoso que incluía la búsqueda de parásitos y que Marta intentó rechazar. Los líquidos se permitían en todas sus formas y Simón decidió interpretar que eso incluía a los licores. Por la noche volvió a comer solo, y ni siquiera la bouillabaisse con su merluza, su lenguado, su corvina y su brótola pudieron hacerlo sentir mejor. Ni los mejillones ni los langostinos le devolvieron el entusiasmo, y media cacerola fue a parar a la basura.
En el amanecer del tercer día Marta pareció más animada y se tomó una hora larga para arreglarse el cabello, pintarse las uñas, elegir la ropa y maquillarse. Preparó un desayuno liviano, pero se tomó una taza de café con leche y le volvieron los colores a la cara y le mejoró el pulso. Simón la acompañó con creces y puso muy alto un disco de Aznavour, y hasta cantaron juntos un rato. Sobre el final de una canción, ella cruzó un brazo a través de la mesa y lo tocó. Se tomaron de las manos y ella le dijo que se sentía mejor y que había soñado.
- Fue tan lindo, Simón.
- ¿Y que soñaste?
.
.
.
(Continuará)

25 comentarios:

  1. El estilo Magic Realism no siempre es malo, sobre todo cuando lo emplea usted.
    Me quedo con ganas de saber que soñó Marta con el estómago vacío.

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  2. Simón, voy a confesarte algo: es cuento de concurso, destinado a agradar a los cafishios del jurado, a ver si de una puta vez reconocen que soy un genuflexo talentoso.
    La segunda parte vendrá después del cierre de la contienda, y pasados los festejos de los 100 posts, en los que bailará Laura Fidalgo y está autorizada a abrir las piernas 715 grados Fahrenheit.
    (muchas gracias)

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  3. .... pasé por aquí de curiosa y estoy bastante sorprendida me gustó mucho este relato...
    ...que habrá soñado???.
    saludos
    caracolita.com

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  4. Caracolita: bueno, pase dentro de unos días y entérese.
    Saludos!

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  5. pero qué rico está este post!!!
    hasta hambre me ha dado.
    esperando el 100 me haré unos buñuelitos de mandioca con almíbar de anís.
    como siempre, señor genuflexo, excelente.

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  6. AjaJAjAa! Esa es la idea! Esperemos que los del jurado lo lean al mediodía!!!
    Besos!

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  7. qué es eso del jurado? qué concurso es?

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  8. Ahora te cuento, dame un minuto que estoy pintando la cocina...

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  9. epa!!!! pero qué lindo que se puso usted.

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  10. si es eso, le falta un poco de colorado a este look&feel.

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  11. ¿y por qué usó verdana como font? no es por malo; es que a mí me encanta, eh?

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  12. Mire: desde que empecé a hablar con usted ya le hice como 5 cambios (se pueden listar las etiquetas!), así que no sé con qué letra va a quedar. Pero la verdana es clara, ¿no?

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  13. siiii, clarísima y queda muy bien, le digo.
    écheme flit si le molesto, eh?

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  14. ¡¡¡Flit!!! aJaAAJ! No, no me molesta. De paso puede opinar en el diseño.

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  15. Ahora usted puede ver los títulos de los posts de meses anteriores, siempre que haga clic en la flechita y no en el mes. ¿Entendió?

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  16. se lavó la cara y se maquilló? linda la nueva fachada! (acuérdese de mandar el definitivo)
    Besoo
    Anto

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  17. Marga (?): Voy a ver si lo termino hoy, hay algo que no cierra. Gracias y besos!!

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  18. Como siempre, buenísimo!!, ya quiero saber que soñó Marta!!!
    No nos haga esperar tanto Sergio!!
    Besos!

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  19. con un cubito de caldos knorr? por ahí es lo que le falta.
    buenos días.

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  20. LUZ: Bueno, muchas gracias. Por favor reciban bien a La Volpe por allá...y no lo manden más.

    LUNA: Buena idea!

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  21. Se regresa La Volpe?, pero si nosotros no se los mandamos!!Pobre, creo que ya no será ni de aquí, ni de allá...
    Besos!

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  22. LUZ: No, parece que se queda, nomás. En fin, nosotros les mandamos al Piojo López, así que supongo que es justo.

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