sábado, abril 23, 2011

Microondas


Nunca le tuve confianza al microondas. La primera vez que noté algo raro fue cuando quise calentar unas empanadas de pollo. Calentar, se calentaron, pero el gusto no era a pollo: era cualquier cosa menos pollo. Obviamente, la mayoría le echó la culpa a "El noble repulgue" o a las hormonas que le meten a los animalitos. Yo no dije nada, pero para mis adentros pensé en las vibraciones moleculares.

Millones de microondas por segundo, millones de pulsos electromagnéticos bombardeando la carne, calentando seguramente, modificando quizás, penetrando hasta lo más recóndito para agregar energía y tal vez algo más...

Igual me comí las empanadas, y para mí tenían gusto a gremlin.

Pero yo sé (y mi familia también) que soy medio paranoico. Por eso no dije nada la segunda vez, cuando metí un pastel de papa y saqué una especie de hamburguesa gigante, durísima y de un indisimulable color gris. No había ni rastros del puré de papas y casi no tenía gusto a carne, pero a los chicos les encantó y se la devoraron. Era igual a McDonald's, dijeron.

Así que por un tiempo me acostumbré a meter una cosa al microondas y que saliera otra, a veces un poco parecida al original.
A veces nada que ver.
Cuando me preguntaban qué había para comer yo siempre decía: "Ah, sorpresa".

Estuvimos bien mientras las cosas fueron medianamente comibles. Después el horno fue haciendo cosas más complejas, como si hubiera incrementado su capacidad de transformación. Un día puse unas porciones de pizza y saqué una cosa amorfa, palpitante, que terminó en la basura.
Otro día metí un estofado, y apareció Funny, y no lo pude tirar.

Cuando llegaron los chicos del colegio primero se enojaron de que yo no tuviera la comida lista, pero cuando lo vieron a Funny se les pasó el enojo.

No sabemos muy bien qué es, pero es adorable. Es así como sin pelos, como con una pielcita nomás y unos ojazos compradores, y una colita graciosa. Ladra o hace algo parecido, y tiene un olorcito a estofado para nada desagradable.

Desde ese día no usé más el microondas, pero a veces estoy tentando de meter a Funny y ver qué pasa. Lo adoramos así como es, pero a mí me gustaría que tuviera pelos ahora que se viene el frío, y además nuncá probé el microondas en Shuffle.


lunes, abril 18, 2011

Oblogo insiste



Otra vez los chicos de Oblogo han cometido la insensatez de publicar algo mío. Así les va a ir...

(Muchísimas gracias!)



jueves, abril 07, 2011

¡Llamen a Christopher Walken!


"La zona muerta" es una película basada en la novela homónima de Stephen King. Narra la vida de Johnny Smith (Christophen Walken), el cual, luego de pasar varios años en coma, despierta con el poder de ver el futuro de las personas que toca. Johnny descubre varios misterios locales, pero la historia alcanza el clímax cuando Johnny se cruza con Greg Stillson (Martin Sheen).

Stillson es un sicótico, ex turbio vendedor de Biblias, ex turbio agente de bienes raíces, ex turbio alcalde de un turbio pueblo de New Hampshire y que ahora se postula (turbiamente) para la Cámara de Representantes. Desde que está metido en política, el estilo tosco de Stillson provoca más bien verguenza ajena y miradas peyorativas, pero... el tipo sigue subiendo en las encuestas.

La gente (poca al principio, mucha después) le festeja las payasadas, confunde el discurso patético de Stillson con sencillez campechana, confunde los "regalos" del político con generosidad, confunde las bravuconadas con valentía, la mojigatería con la fe y la moral.

Stillson dice ser un instrumento de Dios (otro más), y a mucha gente le encanta.


Todo eso lo ve Johnny Smith cuando estrecha la mano de Stillson. Pero ve más: ve a Stillson increíblemente convertido en Presidente de los Estados Unidos; lo ve desencadenando una guerra nuclear de niveles apocalípticos.

Y por eso decide matarlo...

A mí me encantan las historias de conspiraciones, tengo que admitirlo. Me encantaban Los expedientes X, y estoy investigando por mi cuenta qué hay de cierto en que luna es un satélite artificial , colgado ahí para espiarnos andá a saber por quién. No me las creo, pero me gustan: me novelan la realidad y me mantienen entrenado el pensamiento lateral, digamos. Y también me gustan las analogías.

Será por eso que cuando lo vi al diputado salteño Alfredo Olmedo (el "Príncipe de la soja", el homófobo de "tengo la mente cerrada y la colita también") con la campera y la gorrita amarilla, diciendo que la solución para la droga es que vuelva el servicio militar obligatorio, me recordó muchísimo a Stillson y su casquito de obrero de la construcción; cuando me enteré que Olmedo habla contra el clientismo político pero sortea una Hilux (amarilla) entre los que van a sus actos, cuando me enteré que piensa postularse para Presidente...me acordé del sicótico de la película.



Cuando me enteré que el moralista Olmedo tiene juicios por trabajo esclavo en sus campos de La Rioja y que usó una foto de Messi de la que Lio no tenía ni idea que le habían sacado ("Qué sé yo...tánta gente se saca una foto conmigo en los aeropuertos...Nunca pensé que la iban a usar para algo así..."), cuando escuché que el diputado estaba "de novio" con Rocío Marengo ("¡Mis compañeras fuman marihuana!"), cuando me enteré que el ídolo de Olmedo es Dios...me acordé de la película.


Y caí en la cuenta de que no tenemos un psíquico como Johnny Smith: convengamos que las predicciones de Lilita Carrió son peores que las de Horangel. Y además que no la veo a Lilita agarrando un rifle. Sobre todo no la veo escondiéndose entre las butacas de un teatro para dispararle: el cinturón gástrico no da para tanto.

Por ahí yo soy un poco paranoico, pero a este país lo gobernó gente con discursos y métodos muy parecido al de Olmedo; tenemos diputados cuyo único mérito es tener guita y slogans ("Votame, votate. Alica, alicate...": los chistes los ponemos de nuestro bolsillo, pretendiendo burlarnos los hacemos quedar simpáticos y los tipos asumen y después van por más); a lo mejor una mina linda al lado, o varias, porque la imagen de ganador garpa. Y un par de frases, o hasta palabras sueltas: inseguridad, droga, orden, moral, Digo lo que dice la gente, No al aborto, Acá hay que volver al respeto...

Olmedo, el príncipe sojero, tiene la suerte de que nadie en los medios lo toma en serio: pésimos periodistas lo invitan sin documentarse, sin poder repreguntar. Pensando, seguramente, que lo van a manejar de taquito. Le facilitan muchísimo la campaña a Olmedo, y el tipo suele dejarlos bastante mal parados.
A mí ya no me hace gracia que lo inviten a esos programas para "burlarse" del tipo.
Yo lo que quiero es que llamen a Christopher Walken.