martes, julio 25, 2006

Colectividades

Hoy: En el fondo hay lugar


En esta tercera entrega sobre el autotransporte colectivo de pasajeros, me veo en la imperiosa necesidad de blanquear mi conciencia antes de criticar.
Yo he sido niño apoyador en el colectivo 130, y me gustaba sobremanera. Cuando volvía de River a eso de las cinco, con mis 11 o 12 añitos desaforadamente hormonales, agradecía a los dioses infernales por enviarme semejante regalo de nalgas femeninas enlatadas. Buscaba afanosamente mi mejor ubicación y viajaba hasta Villa Adelina al borde del éxtasis... y del cachetazo que nunca me dieron (¿Material de análisis para otra nota? Tal vez.)

Pero no era mi culpa: ayer y hoy los innobles empresarios nos obligan a ensardinarnos* en vehículos diseñados pijoteramente para 23 pasajeros sentados con las piernitas juntas. Y en horas pico cargan hasta 176 (y eso en época invernal, que si no fuera por la abundancia de abrigos estamos para el Guinness). En verano hemos llegado a contar, con mis secuaces, 1.325 personas en un 41 de Miserere a Coghlan. Apoyar y que te apoyen es lo de menos, y que te cartericen* no es nada: hay gente a la que le han robado los órganos entre Caseros y Fuerte Apache. Sé de una niña que perdió a toda su familia porque no pudo bajarse en Carapachay. Por suerte la adoptó una familia japonesa que había perdido a su hijito del mismo modo. Entiendo que un chancho ofició de Juez de Paz para que firmaran el 08 o lo que sea que se use en esos casos.

Luego de reunirnos, con los facinerosos que inexplicablemente todavía me obedecen, se decidió por unanimidad lo siguiente:
Averiguaremos el recorrido habitual (y en lustroso autito particular, por supuesto) de uno de los popes de la 140 y en un lugar más o menos solitario la pondremos a Estelita la Bomba Formoseña vestidita de colegiala haciendo dedo. Una vez que Estelita haya detenido al malandra, los que aguardaremos escondidos comenzaremos a treparnos al vehículo. Jmslayer, con su mejor voz parrillera, acallará las protestas del tipo diciendo: “Vamovamo que en el fondo todavía hay lugar”. Calculamos que con 97 panzones las cubiertas reventarán inexorablemente, al igual que los amortiguadores y el gélido corazón del fulano.

Yo subo pegadito después de la Estela, rememorando viejas épocas, porque soy un sentimental.


* Al idioma castellano definitivamente le faltan voces

14 comentarios:

  1. Ahora el transporte urbano de pasajeros es el que tiene la culpa de sus arrebatos libidinosos...Échele la culpa, nomás, je.

    Buenísimo su relato...como nos tiene acostumbrados.

    ResponderBorrar
  2. Acá, en Córdoba, tenemos el 500, un colectivo que gira en torno de la ciudad llevando y trayendo enfermeras a los distintos hospitales de la periferia. Con mis amigos tenemos planeado subirnos algún dia en hora pica, a conocer mejor a esas damas, sin dirigirles, obviamente, la palabra que es lo que hay que hacer cuando uno quiere que hable el corazón..

    ResponderBorrar
  3. GABY: Para mí es el zarandeo ese el que me excita. Y la música de Leo Dan, por supuesto.

    YAYA: Qué lindo! Las enfermeras del amor que menciona la Bersuit!!!

    FER: ¿eL Nobel a qué???

    ResponderBorrar
  4. esto me hizo acordar a que el otro día yendo al trabajo estabamos tan tan ensardinados en el subte que inevitablmente (quiero creer) un viejo terminó apoyándome... no pude ni siquiera poner el bolso en el medio. intenté bloquear ese recuerdo pero parece que el destino quiere que me acuerde del viejo ...
    pd: ahora cuando veo que el subte viene lleno de una mando el bolso sobre el culo

    ResponderBorrar
  5. Yo me sumo a la medida.

    Recuerdo un viaje matinal, donde estando yo sentado en el asiento simple que se encuentra justo delante de la rueda trasera, mis ojos divisaron a un cuarentón en plena faena contra una escolar.

    Lamentablemente, me perdí el desenlace de la acción porque subió una vieja y me tuve que hacer el dormido.

    ResponderBorrar
  6. ANTO: Estoy en busca de una señorita que reconozca que las apoyadas tienen su enCAnto, con perdón del triple juego de palabras.

    DANDY: O sea, se fingió en brazos de Morfeo...

    ResponderBorrar
  7. Sergio, o su blog es visitado por pocas mujeres, o nadie se anima.
    Los dos últimos años de la secundaria los hice a 30 kilómetros de mi pueblo, es decir, muchas apoyadas.
    Recuerdo una en particular, porque desde que partimos de la terminal, colectivo lleno, todo pasaba desapercibido, pero el muchachito no se despegó de mi trasero cuando los únicos que quedamos en pie éramos nosotros, en medio del pasillo, y dos viejos en la puerta de atrás para bajar. Como siempre me distinguí por mi decoro, de refilón le dije:
    -¿Te podés correr?
    El infeliz contestó:
    -¿Ahora te quejás después que te apoyé durante todo el viaje?
    ¿Se dan cuenta?
    El problema no es la apoyada, sino que sea "encubierta". Ahí está la "excitación". El otro problema es que algunos no tienen la delicadeza de esa comprensión.
    Lo que si es feo, pero muy feo, es que te saquen la lengua, paladeándola como si entre las comisuras como si pretendieran agujerearte con ella, y si les cae baba y encima se limpian con la mano, ni hablar.

    Saludos

    ResponderBorrar
  8. es cierto... las apoyadas tienen su encAnto, pero no cuando provienen de un señor que usa dentadura postiza

    ResponderBorrar
  9. CHIRI: ¿Tenés el libro? Voy a averiguar cuándo me garpan...

    M: Coincido, una apoyada no encubierta es un show en vivo y se pierde la intimidad.

    SILRENACENTISTA: Ya abandoné esas prácticas, hoy por un asiento me peleo con las embarazadas, viejas y en sillas de ruedas.

    FER: Ahora estoy practicando la apoyada en remis, pero es bastante difícil.

    ANTO: Es que la gracia es ni saber de quién proviene, y a veces el mismo apoyador no tiene muy claro a quién está apoyando. Lo mágico es esa caricia anónima y enervante, esa auscultación con el muslo que invariablemente envía señales de cosa perfecta aunque se esté franeleando a Lita de Lázari. La imaginación al poder.
    Pero repito que recurro a la memoria para intentar contestar, hoy no lo hago aunque todavía no uso dentadura postiza.

    ResponderBorrar
  10. Con las palabras construimos la memoria que queremos.

    Que te aproveche, Sergio.

    Saludos

    ResponderBorrar
  11. El problema no es apoyar, el problema sería que te apoyen....

    ResponderBorrar
  12. FER: No tengo aún definida la técnica, lo mantengo informado.

    TT: ¿Podría ser más específica?

    ResponderBorrar
  13. No, no, en su caso! en el mío el problema es que me apoyen. Ahora, en el suyo: si lo que le apoyan son dos protuberancias a la altura de los omóplatos, todo bien. O no?

    ResponderBorrar
  14. muy cortaziano ;)
    brindo por ello.

    Saludos

    ResponderBorrar

Muchas gracias por comentar. También podés escribirme a sergioMmuzzio@hotmail.com