lunes, enero 15, 2007

Tango

Mientras hablo con un compañero de trabajo, otro, de unos veinte años, me observa asombrado y me pregunta si yo iba a esas milongas que menciono, si lo conocí a Virulazo. Le digo que no, y me quedo pensando por qué me pregunta esas cosas, qué clase de despiste tiene este pibe como para suponer que yo, con cuarenta y dos años, pueda haber pertenecido a los habitués del Marabú o del Chantecler. Cómo puede ser que me confunda con alguien que podría ser mi viejo, si en la música que sale de mi pc lo que predomina siempre es el rock, y de pinta tan avejentado no estoy. Me indigno un poco, de verdad, y me prometo dejar de usar esos términos antiguos que tanto me gustan, no sea que los otarios como éste me empiecen a espiar a ver si uso polainas.
Considero también si debiera dejar de pasar algún tanguito de vez en cuando, pero eso está fuera de discusión. Qué le voy a hacer: me gusta, no desde siempre, pero me gusta.

Los domingos de mi infancia amanecían con tangos y milongas, y yo los detestaba. Hice cuanto pude por despegarme de ese lastre que, según yo, me querían imponer a la fuerza. Me reía de algunas letras para molestar a mis viejos, que hacían lo propio con las de Sui Generis, y así todo iba perfectamente, cada generación con lo suyo y nada en común.
Prescindí del tango hasta los treinta, más o menos, hasta la Década Infame II. En tiempos del uno a uno me fui a Brasil, y antes del viaje pasé por Florida y me compré una remera con la cara de Gardel. No necesité pensar por qué lo hacía.
En el tiempo que va desde que odiaba el tango hasta el día que compré la remera, habían pasado algunas cosas, aunque en ese momento no me diera cuenta. Había crecido, Baglietto había empezado con tangos y folclore viejo, yo había empezado a pensar y a sentir este país de otra forma, hasta el Diego reconocía que le gustaba esa música, y descubrí a Goyeneche y a otros de esos tremendos corazones, y todo encajaba armoniosamente.

Mi banda es Pink Floyd, me crié con Serrat y con Charly, etcétera; nací cuando ya a la Mireya nadie le formaba rueda pa’ verla bailar, y el lenguaje está cambiando siempre, como el mundo, y ahora le pusimos muchos términos cibernéticos. Sin embargo se me transparentan cada vez más los bandoneones y Homero Manzi, y no me suena para nada mal decir que un soft es berreta, me sale decirle berreta y no otra cosa.
Creo que somos, todos nosotros, inexorablemente tangueros aunque no lo llevemos en ningún iPod. Ni falta que nos hace.

Por eso entiendo que a estos chicos medio se le quemen los papeles cuando digo cosas como si hubiera vivido esa otra época, y sospecho que a ellos les irá pasando lo mismo: un día se sorprenderán silbando una melodía distinta o leerán algo que les entrará por el pecho sin esfuerzo, como por un camino natural, y lo reconocerán como propio aunque a palabras conocidas como “cana” y “reo” le agregue otras no tan conocidas como “shusheta” y “mishiadura”.
Será gracioso para mí (y penoso para ellos pero por un tiempo, nomás) que los inevitables tarambanas que tendrán alrededor les pregunten si iban a las milongas esas, o si lo conocieron al Polaco.




Muchas gracias a todos los que contestaron algunas preguntas sobre el particular. Forman parte de un trabajo más largo sobre la misma idea, y me han sido de gran utilidad.

15 comentarios:

  1. Este es uno de los blogs cuya mutación me va gustando cada vez más.
    Ahora, crecí a la par de un viejo taxista y en su juventud, cantor de calesitas. En mi casa, la botica del tango y Valores... era un ritual. Lo veía sentada a upa de papá, los viernes a la noche. Jamás me olvidaré. Los domingos se escuchaba D'Angelis, D'Arienzo, Pugliese, Gardel y Julio Sosa. Los valsesitos eran mi delicia y las milongas bien arrabaleras. Mi papá bailaba el tango con mi tía en reuniones familiares que no superaban las dos familias. Y Baglietto también vino a exhorcizar ese ritmo en la familia. Un día mi viejo (de más está decir que era super mimada en la familia) vino con la sonrisa de oreja a oreja: trabajando en el taxi se lo cruzó al Juanca en el centro. Si no me equivoco vendría a Cba a presentar Baglietto (tercer disco) y le pidió un autógrafo y me lo trajo. Para mí el tesoro no era la firmita. Era la actitud del viejo. Cómo lo reconociste???? Nena, lo escuchás todo el día... tenés empapelado el cuarto con el melenudo. Parece un buen muchacho. Y luego Baglietto cantaría Peggy Mary Betty Julie... Y luego el viejo no estaría. Sí, en mi casa no se revolearon ponchos. Y el fondo musical de mi vida tiene cadencia de rock pero en las venas corre también tango, porqué no.

    ResponderBorrar
  2. Y vea ud. que se rieron de mí el viernes pasado cuando dije "quichicientos".
    Buenas, buenas.

    ResponderBorrar
  3. Perdón, que vuelva a meter la cuchareta...., le sacó las protecciones a los comentarios?

    ResponderBorrar
  4. Hija de tanguero. Largos viajes escuchando a mi padre cantar todo Gardel todo. Al menos entonaba.
    Gusta también de escucharlos a todo volumen y no tiene problemas de oído. De puro hinchapelotas.Ahora a ando escucahndo a Piazzola ,qué cosa.

    ResponderBorrar
  5. ROSS: Ey! Esa historia faltaba en tu mail! Gracias por compartirla ahora, Ross.
    Firmado: El mutante.

    LA LUNA: AjAjaajAaA! ¿Quichicientos paticos?
    Y sí, nos sacamos la protección y que sea lo que dios quiera. Pero sólo en el blog.

    APALABRADA: Si me autorizás, te mando la encuesta tanguera. Besos!

    ResponderBorrar
  6. A MI Me tIRAN alguna con esa onda en el trabajo, y encima es peor porque tengo menos edad que vos, no nombro el tango ni escucho ni nada y no, no estoy destruida tampoco.
    besos

    ResponderBorrar
  7. Hola Sergio!, aunque un poco a destiempo, le deseo un exitoso año.
    A mi me gusta el tango, si bien no lo escucho mucho, lo disfruto cada vez que tengo oportunidad.
    Besos

    ResponderBorrar
  8. PARENTESIS: Es que usted está atravesando la tanguización asintomática, pero no se preocupe ni intente combatirla. También es llamado Síndrome de argentinidad al palo, dura toda la vida y no hace mal, pero a veces pica.

    LUZ: Nunca es tarde para un buen deseo, Luz. Igualmente para Usted y me alegro que le guste el tango, pero a la distancia no hay ninguna posibilidad de contraer el virus, lamentablemente.
    Besos!

    ResponderBorrar
  9. Sin dudas a los de cuarenta y pico (quizás algunos de menos años también...)como nosotros nos pegó fuerte el tango,por odiar escucharlo todo el tiempo de adolescentes y entenderlo de grandes. Los sábados acompañaba a mi viejo a hacer su recorrida por los clientes, escuchando a D arienzo, Angel Dagostino/Vargas,Julio Sosa ...en radio rivadavia....
    Uf Sergio gracias por todos los recuerdos que me hiciste traer y en recompensa te mando la letra de un tangazo que me encanta muchísimo
    "es una casita blanca
    con ventanales al jardín,
    se oye muy suave a lo lejos,
    la armonía de un violín,
    es una camita blanca,
    una mesita una flor,
    varias sillas distraídas que contemplan la alegría de una enfermita de amorrr.."
    y no sigo escribiendo pues....se me pianta un lagrimón!!!!!!!
    saludos
    caracolitachanchan.com

    ResponderBorrar
  10. El primer tango que aprendí fue "Volvamos a empezar". Ni me acuerdo quien lo cantaba, pero me apasionaba esa historia tan cruda y de tato amor a la vez.
    Yo tb crecí con el tango, Di Sarli y Pugliese son Dios para mi viejo.
    De a poco aprendí a querer esa música e hice que mi viejo quisiera (a su manera) a mis redonditos de ricota.

    Si hay algo que nunca me voy a olvidar es cuando papá me dijo "Te va a empezar a gustar el tango de verdad, una vez que en la vida hayas sufrido por amor. Ahí nena el bandoneon se hace cómplice del alma"
    y cuanta razón tenía mi viejo en esas palabras.
    Beso

    (esta bien, confieso q de tanto en tanto me acompaña algún tanguito en el ipod, y que?)

    ResponderBorrar
  11. CARACOLITACHANCHAN Y ANITA: Son invalorables sus colaboraciones, eso quiere decir que no van a recibir ni un mango de mi parte.
    (Muchas gracias!!!!)

    ResponderBorrar
  12. Mire esta colaboración mia es gratis, pero ya he instruido a mi pool de abogados para iniciarle acciones legales por usar Teapetece.com (el punto com)que ud. sabe definitivamente que es de mi autoría.
    Ratifiquese o rectifiquese o...mande saludos, y listo.
    caracolitainstruyendoaabogadapocaspulgas.com

    ResponderBorrar
  13. Si la abogada es la que yo conozco, es mentira que sepa jugar al pool, así que ni me rectifico ni nada. Saludos cariñosos, eso sí.

    ResponderBorrar
  14. Y bue, que le puedo decir. Si no va a pagar, no va a pagar.
    Al final es cómo dice el tango: "...los favores recibido creo habertelos pagado
    y si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado,
    en la cuenta del otario si queres se la cargas."

    Besos

    ResponderBorrar
  15. Vuelvo a releer esta evocativa nota, por el gusto de evocar nomás...y me parece que comenté algo la primera vez que la leí pero ciertamente ¡se esfumó! Bueno, al igual que muchos, los tangazos y los tanguitos los "mamé" compartiendo "obligado" el gusto de mi viejo (obligado por estar en el mismo lugar, porque había un solo equipo de música y porque yo amaba a mi viejo y me gustaba estar junto a él) sin duda, los más lindos son los "de época" aunque siguen apareciendo algunos que luego de madurar en nuestro gusto pienso que se añadirán a la colección de favoritos...por otra parte, aprendí lo que es cantar con sentimiento escuchándolo al inigualable y querido "Polaco" Goyeneche... ¡un grande!

    ResponderBorrar

Muchas gracias por comentar. También podés escribirme a sergioMmuzzio@hotmail.com