Un día mi tío se enojó con nosotros porque dijo que habíamos estado burlándonos del hermano de él. Yo siempre lo nombré así, “el hermano de mi tío”, para que se entendiera bien. Mi tío estaba casado con la hermana de mi mamá, o sea que el hermano de él no era nada mío, por lo menos nada muy directo. Pero no era verdad que nos hubiéramos burlado del hermano. Con mi primo Aníbal lo habíamos encontrado al hermano de mi tío (Jorge, se llamaba) en la cocina, comiendo de la olla las sobras de un puchero. Enseguida nos dimos cuenta de que estaba picado. Mi tío nunca decía que el hermano mayor estaba borracho, decía “está picado”. Y casi siempre pasaba eso, nos reuníamos en la quinta y todo era bueno, salvo por Jorge que a veces era bastante molesto. Y a veces peor que eso.
Esa tarde estaba en la oscuridad de la cocina mientras todos andábamos en el parque y para peor estaba comiendo unas sobras frías como si fuera un perro. Mi primo se lo dijo y Jorge le respondió que tenía hambre y que la comida estaba bien así. Le habló con la boca llena y dejó escapar un poco de líquido. A Aníbal eso le causó gracia y entonces Jorge también se rió y se metió otra cucharada con un gemido de satisfacción
- Mm…papita. – dijo, y nos reímos los tres.
A veces era muy gracioso, pero en general terminaba vomitando o diciendo algo feo, y a veces discutía con mi tío que siempre quería mandarlo a dormir.
- ¿Te gusta, tío? – le preguntó Aníbal. Yo pienso que estaba bien que él le dijera tío a Jorge, pero yo nunca tuve ganas de llamarlo así, aunque le decía tío a Alfredo y a otros amigos de mi papá. Pero Jorge nunca me gustó mucho.
- ¿Está bueno, tío?
- ¡Mm! – hizo Jorge y los dos se rieron a carcajadas. Yo me reí también, aunque el mentón húmedo de Jorge me causaba un asco tremendo. – Papita…
- ¿Por qué decís “papita”?
- Cuando algo te gusta, ¿viste?. Hay que decirle “¡Papita!”, así…
Aníbal espió adentro de la olla y pescó con otra cuchara unas verduras y le preguntó al tío si podía probar.
- Pero tenés que decir “papita”.
Mi primo se metió la cuchara y enseguida puso cara de descompuesto, y escupió adentro mismo de la olla.
- ¿Qué hacés, sos loco? – dijo Jorge rescatando de inmediato lo que Aníbal había tirado. Yo creo que era justamente lo que mi primo había escupido, pero Jorge se lo metió a la boca y Aníbal dijo:
- ¿Papita?
- ¡Papita!
Yo reí hasta que sentí lágrimas en los ojos y me acomodé al lado de la olla. No tenía mala intención cuando busqué las verduras para darle a Jorge, era como un juego. Al fin y al cabo a él parecían gustarle; junté (eso sí) lo que me pareció peor y se lo ofrecí. Y después Aníbal hizo lo mismo. Jorge no terminaba de tragar una cucharada y ya tenía otra puesta en la boca. Los tres gritábamos “¡Papita!” y nos reíamos y tosíamos, sobre todo Jorge. Nos salpicábamos un poco con el caldo y a Jorge se le caían algunos pedacitos, pero no me daba mucho asco, en ese momento me causaba una gracia enorme.
Y ahí fue cuando entró mi tío y nos vio.
- Mm…papita. – dijo, y nos reímos los tres.
A veces era muy gracioso, pero en general terminaba vomitando o diciendo algo feo, y a veces discutía con mi tío que siempre quería mandarlo a dormir.
- ¿Te gusta, tío? – le preguntó Aníbal. Yo pienso que estaba bien que él le dijera tío a Jorge, pero yo nunca tuve ganas de llamarlo así, aunque le decía tío a Alfredo y a otros amigos de mi papá. Pero Jorge nunca me gustó mucho.
- ¿Está bueno, tío?
- ¡Mm! – hizo Jorge y los dos se rieron a carcajadas. Yo me reí también, aunque el mentón húmedo de Jorge me causaba un asco tremendo. – Papita…
- ¿Por qué decís “papita”?
- Cuando algo te gusta, ¿viste?. Hay que decirle “¡Papita!”, así…
Aníbal espió adentro de la olla y pescó con otra cuchara unas verduras y le preguntó al tío si podía probar.
- Pero tenés que decir “papita”.
Mi primo se metió la cuchara y enseguida puso cara de descompuesto, y escupió adentro mismo de la olla.
- ¿Qué hacés, sos loco? – dijo Jorge rescatando de inmediato lo que Aníbal había tirado. Yo creo que era justamente lo que mi primo había escupido, pero Jorge se lo metió a la boca y Aníbal dijo:
- ¿Papita?
- ¡Papita!
Yo reí hasta que sentí lágrimas en los ojos y me acomodé al lado de la olla. No tenía mala intención cuando busqué las verduras para darle a Jorge, era como un juego. Al fin y al cabo a él parecían gustarle; junté (eso sí) lo que me pareció peor y se lo ofrecí. Y después Aníbal hizo lo mismo. Jorge no terminaba de tragar una cucharada y ya tenía otra puesta en la boca. Los tres gritábamos “¡Papita!” y nos reíamos y tosíamos, sobre todo Jorge. Nos salpicábamos un poco con el caldo y a Jorge se le caían algunos pedacitos, pero no me daba mucho asco, en ese momento me causaba una gracia enorme.
Y ahí fue cuando entró mi tío y nos vio.
"Fragmento" quiere decir que no continuará en el blog, que es este pedacito y buenas noches. Lo tenía en papel y ante la disyuntiva de escribirlo en el Word o acá, opté por acá. Pueden enviar los insultos por mail, serán respondidos con la celeridad que me caracteriza.
S.M.
11 comentarios:
Papita!!! Me encantó, y me limpié bien la boca. Guácala. Como se te ocurren cosas tan asquerosas? Puchero frío!
y vos querías una invitación para qué?? cuándo? dónde? jajja. Así no puedo invitarte a ningun lugar.Q asco eso que contas!!!
Firma: Eugenia De Chicoff
ROSS: Hmmm...digamos que lo inventé (pero le estoy mintiendo)
Muchas gracias por la visita!
PARENTESIS: Ah, nooo! Pero ahora me regeneré: como el puchero de la olla pero calientito ¿me invita?
Ud no me cae bien!!
dice cosas asquerosas y las deja por la mitad, grrrrrrrr
(lease: me re gusto y quería seguir leyendo. Besos)
Por supu
PD: ahh, yo sí que tengo onda! jaja
ANA: En realidad tengo cierta intuición como para saber cuando un cuento va a ser largo o medianamente largo. Y éste pinta para largo, y va a exceder los modestos límites del blog (y la paciencia de los bloggers). Pero si te dio ganas de leer más, estamos bien encaminados. Cuando lo termine te aviso (pero pueden pasar meses!) Muchas gracias!!
PARENTESIS: Bueno, It's a deal, tonce.
FER: No, "Papita" era expresión de placer: la regurgitación tenía sus propios sonidos. Y, como le dije a Ross, esta parte del cuento (no sé bien cómo seguirá) es absolutamente real, aunque los protagonistas...también.
me gustó, pero cuando lo releo tengo que decir "papita"?
ANTO: Sí, es como una clave a partir de ahora.
FER: A usted no le entendí, y me espera la pizza, disculpe...
LAURA B: Sí, últimamente viene gente rara a este blog. Papita.
Quiero mi libro!!!
la prox pregúntame la dir y te la doy!!!
MILLENIUMSISTER: Ya pregunté como 10 veces...me parece que la apuesta prescribió.
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