martes, julio 22, 2008

Sábado 19 de julio de 2008



Podrían haber sido muchas otras canciones. Podría haber sido un cuento, o una nota aclaratoria. Pero la verdad es que el sábado tuvimos una noche de perros.


lunes, julio 14, 2008

Como decíamos ayer (*)


La Sociedad secreta "In pectore" de Villa Adelina elaboró durante años todo tipo de material con respecto al busto femenino. Desde enjundiosos tratados ("La teta y su vinculación al capitalismo salvaje") hasta verdaderos panfletos difamatorios ("La Estelita del quiosko usa relleno de algodón"), pasando por los consabidos almanaques de gomería, al que le agregaban sus propias consideraciones sobre el busto de la modelo. Uno de sus fundadores fue Roberto Saldaña, dueño de la imprenta "Gutemberg" de la mencionada localidad. En sus talleres solía reunirse en secreto la plana mayor de la Sociedad y, entre mate y mate, se elaboraban los informes que luego Saldaña imprimía y entre todos (y durante las madrugadas) repartían por el barrio.
Lo del secreto de la Sociedad era más bien anecdótico. En realidad se sabía que la imprenta funcionaba como sede, y por supuesto se conocía quiénes entraban haciéndose los disimulados por lo menos una vez por semana y se quedaban hasta la hora de la cena, horario en el que eran inexorablemente echados por la señora de Saldaña, mujer de busto generoso aunque de escote amarrete. Se dice que Inés Gorlero, la mujer de Saldaña, toleraba las reuniones de su marido y los amigotes porque cada tanto hacían elogiosas referencias a sus atributos, y más de una vez se la sindicó como el modelo del pecho deseado, seguramente a instancias del imprentero.
A continuación referiremos los hechos que arrojaron por tierra con tantos años de investigación y por la ventana de su casa a Saldaña, merced a los certeros puntapiés de la señora Gorlero.

Si bien cada tanto aparecía la señora de Saldaña mencionada como paradigma de los senos ideales, se trataba más bien del deseo de elogiarla (casi gratuitamente, convengamos) de su esposo, y del hecho innegable de que la sociedad debía congraciarse con la señora Inés para poder, luego, dedicarse tranquilamente a hablar de las tetas de toda Villa Adelina, por lo menos hasta la hora de cenar.
Ya con ese amplio espectro, los estudiosos habían, entre otras cosas, catalogado a destajo, sin descartar las clasificaciones vulgares y harto conocidas, tales como "Huevo frito", "Bolsita de pus" y "Más que novia es un amigo". Algo más elaboradas eran las categorías sugeridas por el profesor de Instrucción Cívica Carlos Victorica, a saber: "Amazona ambidiestra" (1) o, para las más audaces, "Cleopatra" (2). En todo caso, se divertían bastante.

Pero más allá de inventar categorías y de andar espiando escotes casi impunemente con la excusa de hacerlo con fines científicos, lo cierto es que no lograban ponerse de acuerdo en cómo debían ser las tetas ideales.
Había, eso sí, un consenso en cuanto a la armonía con el resto del cuerpo, y una preferencia por la forma de gota a punto de romperse: ni tan redondas ("Pomeliformes", Saldaña dixit) ni tan altas ("Vigías en su atalaya", Carlos Victorica).
En el prostíbulo que funcionó hasta hace muy poco en Avenida Ader 4004 (3), Roberto Saldaña encontraría por casualidad el busto soñado, y se enamoraría perdidamente de su portadora, la correntina Lidia Sotile, (aka) "Jackeline".

Sotile (según escuchó Saldaña de boca de un motoquero amigo, asiduo cliente del burdel), tenía la particularidad de tener un seno mucho más grande que el otro, y esta deformidad, que a otro podría haber espantado, interesó vivamente a Saldaña, el cual se apersonó al día siguiente en el lugar de trabajo de la correntina. Efectivamente, Jackeline tenía una enorme teta izquierda que cumplía acabadamente con la forma de gota culminante, e incluso el pezón correspondiente era del largo reglamentario, y un diminuto seno derecho, delicado y más pálido, bien formado pero menor a la mitad del izquierdo, por lo menos.

No fue a la primera visita, ni a la segunda, que Jackeline le contó a Saldaña el por qué de la disparidad. Debe haber sido a la vez catorce o quince, y para entonces media Villa Adelina ya lo había visto entrar o salir del lupanar.
Ya entrados en confianza, Saldaña, que no encontraba la forma de preguntar por la diferencia de tamaño, comentó como al pasar que si bien la izquierda ameritaba un jetón, la derecha dejaría al mismo jetón con ganas. Jakeline, o más bien Lidia, le explicó entonces que había estado amamantando hasta hacía poco tiempo, y que por consejo de una colega, había usado para el menester sólo la teta derecha.
-La derecha era exclusiva para mi bebé, y la izquierda exclusiva de mis clientes, que se merecían que les dejara una tal cual ellos la conocen. Lo que no calculé es que el mocoso fuera tan hambriento, y enseguida me di cuenta de que ya no podía emparejarlas. Así que seguí dándole sólo la derecha. ¿Usté qué opina, Saldaña?
-Es un gesto de amor, obviamente. O dos gestos de amor, mejor dicho. Me conmueve, Lidia.
-Jackeline…
-Ambas…derecha e izquierda, digo. Si me permite…su nene ya no mama, ¿no?
-No…
-Me gustaría, entonces…
-Ay, Roberto…por ser usté…

En la siguiente publicación, "In pectore" (más bien sólo Roberto Saldaña, que hasta lo firmó con su nombre verdadero) anunció que los senos ideales eran los desiguales, y hasta proclamó a Lidia Sotile como el nuevo paradigma de la belleza pectoral. El artículo provocó la desintegración de la sociedad, y del matrimonio de Saldaña.

Al poco tiempo el imprentero de Villa Adelina comenzó a salir con alguien de características similares a las de la Lidia Sotile, pero la relación acabó enseguida al comprobar que no se trataba de otra mujer con una historia interesante, sino del travesti "Pepino" que no había reunido aún el dinero suficiente para operarse la segunda teta.





(*) "Como decíamos ayer". La frase es atribuida a Fray Luis de León, y dicen que así comenzaba sus clases en la Universidad de Salamanca. Incluso dicen que la utilizó al retomarlas, luego de pasar varios años en prisión, merced a la Santa Inquisición. El título, como puede observarse, no tiene nada que ver con el post. Se refiere a mi propia ausencia de más de un mes, y ésta en gran parte se debe a mi madre, que continúa en terapia intensiva, pero mejora en forma alarmante: el domingo dirigió la milonga e hizo cantar tangos a médicos y enfermeras y, según me dicen, ella misma no desafinó tanto. Ahora se aburre mucho, y exige que la liberen antes del día del Amigo, fecha en que tiene programado un asado en su casa, cantata incluída. Ignoro si va a invitar al personal de la U.T.I. del Trinidad de San Isidro, pero no me extrañaría, porque son gente muy macanuda.

(1) Se dice que las amazonas se cortaban o quemaban un pecho a fin de manejar más cómodamente el arco (de ahí incluso provendría el nombre: "a", privativo, "mazos", pecho: "sin pecho"). O sea, si fuera ambidiestra…

(2)La Reina del Nilo generalmente no cubría su busto, sólo lo maquillaba al tono que usara ese día para sus ojos. Parece que eso fue lo que convenció definitivamente a Antonio, que hubiera formado parte con gusto de "In pectore".

(3) Dicen.