martes, enero 05, 2010

Cielo e Infierno


- Yo lo que no sé – dijo Bernardo – es con quién me va a tocar, o con cuántos…
- ¿Por?
- Porque viste que dicen que uno se junta con todos los seres queridos, todos los que nos presidieron
- Sí, algo así.
- Y bueno, yo me casé tres veces, vos sabés.
- Ah, sí, a vos te tienen que habilitar un espacio grande…
- No, en serio, Bazán, a mí esa milonga de los seres queridos me preocupa. Y además, ¿cómo es? ¿Son todos los que uno quiso, los que lo quisieron a uno, o solamente los conrrespondidos? ¿Cómo es?
- Para mí… - Bazán prendió un cigarrillo. Inhaló profundamente y soltó el humo entre las palabras – Para mí que debe ser solamente el último, y correspondido. Imaginate que a alguien que ya no querés, o que directamente detestás, que terminaste para el carajo, no te lo van a poner al lado por toda la Eternidad. ¿Qué clase de Cielo sería ese?
- Pero yo las quise a las tres, Bazán. Enviudé y me volví a casar, pero nunca dejé de querer a ninguna.
- Cierto, vos enviudaste. Es un caso complicado, Bernardo.
- Sí, ¿no?
- A lo mejor no. A lo mejor estás con las tres y ellas lo aceptan y vivís como un jeque con su harén, Bernardo.
- Bueno… - dijo Bernardo con una sonrisa.
- ¿Qué hay?
- Que sería un poco como acá, entonces. Porque yo salía con Berta cuando Elisa todavía estaba viva. Y con Susana empecé antes de que Berta…
- Uh...¿Y alguna se enteró, alguna vez?
- Que yo sepa, no… Creo que no.
- Ay, hermano - dijo Bazán -. A vos te van a estar esperando las tres. Sonrientes, hermosas como nunca. Te van a estar esperando en baby-doll, Bernardo, las tres con las manitos atrás, con una mirada lujuriosa, y sobre todo con las dos manitos atrás, como escondiendo algo.
Te van a llamar las tres, dulcemente, y vos no vas a saber si estás en el Cielo o en el Infierno.