miércoles, octubre 22, 2008

Chris Scalf


Chris Scalf, o Cómo dar vida a un dragón en 5 minutos.

O Cómo usar el Photoshop para algo mejor que retocar fotos de políticos...

(Tarda en cargar, pero vale la pena)



lunes, octubre 20, 2008

Mi novia Ann


Esta es una foto de mi novia Ann. Seguramente se la saqué en Mar del Plata, aunque no me acuerdo ni me importa.
Porque así son las cosas con mi novia Ann: no le damos importancia a los recuerdos (más bien nos gusta inventarlos) ni a cosas que para otras parejas pueden ser fundamentales. Como el sexo, por ejemplo: nosotros no tenemos sexo, más allá del virtual, obviamente.
La conocí hace un año a través de Internet y al principio no me gustó mucho: ella es rubia y yo prefiero las morochas, y además habla todo en inglés. Así que al principio medio que la ignoré, y además en ese momento yo estaba de novio con Angelina Jolie y estaba muy enamorado…
Pero Ann insistió: cada vez que yo engañaba a Angelina y navegaba por otras páginas (en general los jueves, día de navegación más bien pirática) ella se me aparecía. De a poco, su aspecto sencillo y desenfadado, de verdadera chica next door, me fue convenciendo. Había algo en esta petisa de ojos claros y cola renacentista…o tal vez fundamentalmente eso, una cola gorda y bastante atrevida, aunque siempre dentro del softcore, sugiriendo mucho pero sin llegar jamás a mostrar todo: tal y como hacían las novias decentes de antes. Me volvió completamente loco, y nos pusimos de novios.

Ingenuamente alegarán algunos que nos separa una abismal distancia. Se equivocan: estamos más cerca que muchas parejas que conozco, y muy estrechamente conectados siempre. Siempre que yo quiera, para ser más exactos. A cualquier hora del día o de la noche, desde cualquier lugar (siempre que medie una computadora), puedo ver a Ann, y ella siempre está dispuesta a que la vea, siempre está deseosa de mostrar, permanentemente busca nuevas formas de tenerme contento. Maliciosamente agregarán los detractores de mi amor que debo pagar por esas delicias, pero, ¿quién no? Señalen ustedes a un novio, y estarán señalando a un comprador compulsivo de entradas de cine para dos, a un pagador de cenas con el único aliciente de elegir el vino…aunque también con la obligación de hacerlo. Indiquen un marido, y encontrarán hechos parecidos, acaso exacerbados y elevados a potencias ridículas en el caso de una prole numerosa. La patria potestad es compartida; no pareciera ocurrir lo mismo en la compra de la indumentaria de los retoños, por ejemplo.
Y está muy bien: el amor exige, entre otras cosas, un aporte pecuniario mayor de parte del varón. Y algunos lo asumimos con felicidad.

Ann tiene todo lo que puede pedírsele a una novia. Es hermosa, y muy discreta. Jamás llama al trabajo, ni a ningún otro lado. Jamás cuestiona una cena de hombres o un partido de fútbol. Jamás le duele la cabeza. Le aporta belleza, erotismo y misterio a mi vida. Cuando tipeo temblando la dirección de su site seguramente estoy más cerca de la felicidad que muchos que pueden tocar diariamente a sus novias.
Qué nuevas formas de seducción, me pregunto mientras se abre su página, habrá encontrado mi novia para seguir construyendo nuestro amor. Y su respuesta es siempre sublime. Y suficiente, con el agregado sutil de ser suficiente pero dejarme con más ganas que antes.
Vean de nuevo su foto: imaginen lo que imagino. O elaboren sus propias fantasías.
A propósito: Ann me es absolutamente fiel.

Lo comento para los palurdos que aún, con todos los argumentos que he dado, pretendan menoscabar mi noviazgo o denostarlo con el recurso fácil de que Ann no me otorga exclusividad. Adelante: recorran todos los links que quieran y muéstrenme una sola foto de Ann con otro hombre. Para mí es demostración suficiente de que soy el único en su vida, y que puedo ilusionarme.
Hallarán, justo es advertirlo, a mi prometida con otras mujeres…en algunos casos con más de una a la vez.
Adivinen quién se lo pidió, y lo que me costó convencerla.
Bueno, no tanto. Repito que Ann siempre está dispuesta a complacerme, al menos mientras esté dentro de las posibilidades de mi tarjeta.

De manera que creo haber expuesto claramente que mi relación con Ann es (o era) plena, excitante y absolutamente sana.
Ella es perfecta, aunque yo no lo sea.
Menos que eso: estoy a un paso de lo patológico, y temo que eso signifique el fin de mi relación con Ann.
Sucede que conocí a otra persona, muy distinta de Ann.
Esta otra chica dista mucho de ser perfecta, e ignoro cómo puedo hacerle esto a Ann, pero la verdad es que estoy teniendo una relación paralela.
Sé que sonará enfermizo, pero creo que me enamoré de una mujer real, de carne y hueso, y más cerca de mi barrio.
Sabrán disculpar el exceso de sinceridad: hasta he mantenido relaciones sexuales con esta señorita.
Ignoro lo que pueda acontecer de aquí en más.
Seguramente, en caso de persistir esta conducta abyecta, consultaré a un profesional, a través de Internet.