miércoles, abril 28, 2010

4 años


Cerrando el mes aniversario del blog (?) recupero a continuación 4 posts viejos, uno por cada año. Por distintos motivos en cada caso, a mí me gustan bastante.


4 años ya...qué viejos estamos...


2006 - el chozno de Santos Vega

(Payada Infernalmente Larga)

I
Dionisio era un gaucho joven
De recio porte campero,
Pero era muy quilombero
Cuando chupaba ginebra,
Muy cargoso con las hembras,
Peleador y milonguero,

Buen asador de vacunos,
Guitarrero, poeta y cantor,
Gran jinete y domador,
Hijo amoroso, buen amigo,
Un claro descendiente, digo,
De Santos Vega el payador

Y como a Vega a Dionisio
Lo alcanzó la adversidad
Y lo tuvo que enfrentar
Al Malo en una payada,
Una umbría madrugada
Que pasamos a relatar

La pulpería del pueblo
Fue el escenario piojoso
Del aquel encuentro grandioso
Con estilos tan marcados
El uno tan limitado
Y el Otro tan Poderoso
II
Bebía Dionisio templando
Su instrumento musical
Cuando un violento huracán
Dentró alborotando todo,
Y, como brasas, unos ojos
Recorrieron el lugar

“Pido permiso a la concurrencia”,
Dijo un acento temible
“Quisiera entrar, y decirles
Algunas cuantas verdades
Que traigo de las Profundidades
Y que debieran servirles”

Algunos se persignaron,
Otros quisieron huir,
Y sobre todo al oír
Que Dionisio contestaba
“Pase nomás, que faltaba
Un puto de otro país”

El forastero dentró
Entre truenos y centellas,
Como si no le hiciera mella
Lo que Dionisio dijera,
“Está hablando la ginebra,
Mejor suelta la botella”

“Vení a sacármela vos,
Reputazo mal culiado,
Se nota que estás cagado
Por la voz, y como dijo Farías:
Para “vos” no hay como la mía,
Callate y seguí chupando”

Creció un murmullo aterrado
Mientras Dionisio putiaba
Porque a naides escapaba
Que el extranjero era Aquel
Con quien se tenían que ver
Los que el Cielo rechazaba

Más Dionisio en su embriaguez
Pidió una vuelta de patero
Hizo en la guitarra un rasgueo,
Escupió adentro del plato,
Y soltó un sonoro flato
Que dispersó con el sombrero

Aquello pareció disgustar
Al Diablo, que se acercó
Y en una silla se sentó
Enfrentando al insolente
Se hizo silencio de repente
Y ahí comenzó la función
III
“Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela
Y como sé que se espera
El nombre del que la toca
Les diré que Juan Sin Ropa
Me han llamado aquí una güelta”

Al escuchar aquel nombre
La gente gimió lastimera
Pues recordaba con pena
El nombre del payador
Aquel que un día venció
Al famoso Santos Vega

Pero Dionisio se rió
Y con el tono más duro
Le dijo “Ahora no dudo
De mi primera impresión
Vos, Sin Ropa, maricón
Sos un travesti seguro”

“El nombre no tiene importancia”,
Dijo el otro muy tajante,
“Lo que importa es el talante
Del que me quiera vencer
Lo ha intentado desde Goethe
Hasta Sbaraglia el Garante ”

“A mi me importa un carajo
lo que hizo ese Sbaraglia
no le conozco la labia
Y menos a Guét, que lo inoro
Guét, vidét o inodoro
No le usamos en la Pampa”

“Ya está bueno de pavadas”,
Dijo el Diablo con desdén
“Acordemos que a cada quien
le tocará preguntar
si acertara a contestar
lo que le inquieran a su vez”

“No entendí nada, pero vamos,
Y algo habrá de salir,
Bicho asqueroso la lumbríz,
Aunque no me viene al caso,
Me lleno de nuevo el vaso,
Y le hablo…a ver…de París…”
IV
El Diablo:
“Me sentiré muy honrado
Si se digna a contestar
Según le indique su pensar
Que me figuro muy claro:
Digamé lo que es el Pecado
Y qué le puede pasar”

Dionisio:
“El pescado es un animal
Que vive mayormente al agua,
Aunque usté con una caña
Podría hacerlo subir
Con un ganchito y la lumbríz
Que hace un rato mencionaba”

Aquí hubo una discusión
Porque Sin Ropa decía
Que nada que ver tenía
La respuesta de Dionisio
Con la pregunta que él hizo
Y que no correspondía

Encima Dionisio ni oía
Y con todos festejaba
La camiseta se levantaba
Y de arriba de la mesa
Le escupía la cabeza
Y hacía cortes de manga
V
“Ahora me toca a mí,
pero sabrán disculpar
primero me viá lavar
la cara en el bebedero
de los caballos, y luego
vuelvo aquí a repreguntar”

Y diciendo esas palabras
Salió de la pulpería
Y viendo que no volvía
Lo salieron a buscar
Y lo tuvieron que despertar
Porque Dionisio dormía

Abrazado a su caballo
De pie aunque algo torcido
Profundamente dormido
Y roncando con esmero,
Una pata en el bebedero
Y la otra en el estribo

Un poco lo sopapearon
Hasta que abrió un solo ojo
Lo metieron en remojo
Y lo ventilaron un rato
Hasta que dijo “Carajo,
Me están enfriando todo”
VI
Y cuando volvieron a entrar
Trayendo a Dionisio al ruedo
Hubo un aplauso sincero
Pues la gente se animaba
Y a Satanás le molestaba
Que no le tuvieran miedo

Dionisio:
“Me tomé un breve descanso
que espero sepa entender
y si no hágamelo saber
y otra versión saldrá sola:
me crucé con una trola
que dijo ser su mujer”

“No está muy clara mi mente
para jugar con las rimas,
tomaría Cafiaspirina
pero [frase ininteligible]
Así que sírvanme un vino
[frase ininteligible]…a su prima”

“Pero no me he de achicar
Aunque vengan degollando
Y ya mismo le estoy preguntando
[eructo] Perdón…
Digamé…uugh [flato estruendoso]
mm…? [caída con rotura de vasos]


VII
“No me agarren de los pelos
Que me levanto bien pronto
Pa’ que sepan tengo decoro…
Pero…no decoro tortas…
Aunque lo haría…si las tortas…
Me hacen un show a mí solo”

“Me alejé un tanto del tema
que le quería preguntar
pero ya me voy a acordar
y le cedo mientras tanto
el turno para su canto…
Si igual le voy a ganar”


VIII
El Diablo:
"Su situación es lamentable
Y no me quisiera abusar
Más bien lo voy a ayudar
Con un tema que conoce
Y para mí será un goce
Lo que pueda contestar"

"Le pregunto por el vino
Porque dicen que es la sangre
De Uno para mí Innombrable,
Con el que tengo diferencias,
A ver si usté con su ciencia
Puede por fin aclararme"

"Es para mí un gran misterio
Que siendo la sangre de Ese
Además de rojo, a veces
Pueda ser de otro color
El asunto tiene mal olor,
Digamé qué le parece…"

IX
Dionisio:
¡¡¡Ahijuna que sos ladino,
Juan Sin Chota o como sea!!!
¡El alma me vibra entera
Con lo que acabás de decir…!
Por eso me vía servir
Un vasito… por la apnea

“Nuestro Señor Jesucristo
En su Divina Providencia
Dejó tan pródiga herencia
Pa’ nosotros los mortales,
Y uvas de tantos varietales
Pa’ recordar su presencia”

“Así es como el vino blanco
Representa Su sudor,
El rosado Su candor,
Su dulzura el torrontés,
Y el clarete si querés
Es el Ojete de Dios”


X
Otra vez se armó quilombo
En el festejo posterior:
Dionisio le acomodó
Un cross de izquierda al Maligno,
Empezó a cantar el Himno
Y a gritar “Viva Perón”

XI
Se calmó después de un rato
Y la gente lo vitoreaba
Porque tal vez maliciaba
Que Dionisio iba a poder
A Mefistófeles vencer
Si en la pregunta acertaba

Dionisio se persignó
Y pareció concentrarse
Como si adentro buscase
La luz de la inspiración,
Por fin los ojos abrió
Y esto pudo escucharse:

Dionisio:
“Ha dicho que de ciertas cosas
usté no puede ni hablar
Yo le quería preguntar
por un deporte muy nuestro
en el que brilló un Maestro
muy difícil de igualar”

«Diego Armando Maradona,
Me pongo de pie al nombrarlo,
Le hizo un gol con la mano
A los piratas ingleses,
Yo quiero que me conteste
Con esatitú y bien claro:

¿Cómo es que le pusieron
a ese gol de aquella vez?
Yo también lo ayudaré
Y sólo deberá completar
La frase que dejo acá:
Le dicen “La mano de…” (1)

Demudóse el rostro cruel
De Belcebú con la propuesta
Como si le fuera impuesta
La cruz a un poseído,
Soltó un pavoroso alarido
Y arrancó todas las cuerdas


XII
“Nunca fui buen perdedor,
No aguanto bien el fracaso,
Pero quiero en este caso
Felicitarlo de veras,
Vaya mi admiración sincera…
Y el segundo fue un golazo”

Así pues se despidieron
Dionisio y el Angel Caído
Y por donde había venido
Mandinga se fue callado
Sin truenos ni vientos raros
Y con aspecto dolido

“Una vuelta para todos”,
dijo Dionisio sonriente,
y se frenó de repente
como si se hubiera recordado:
“Y claro…es un amargado,
si es hincha de Independiente”

XIII
Termina así la relación
De aquel encuentro glorioso
Más un suceso luctuoso
Empañaría la fiesta
Pues a Dionisio en la siesta
Le dio un malestar doloroso

Y lo internaron de urgencia
Sin tiempo para perder
Y se murió al anochecer
“De algo raro”, dijo un dotór,
El médico que lo operó
Era un tal Luis Cifér…

Fin

(1) "La mano de Dios"




2007 - Los círculos de fuego


Esto no es un cuento.
(‘Esto no es una pipa’ – René Magritte)

El círculo de fuego que me rodea tiene unos seis metros de diámetro, y no es perfecto. Tampoco es uniforme la altura de las llamas: algunas sobrepasan largamente los cuatro metros y otras no llegan a los dos o tres. De todas formas, en cualquier lugar el fuego supera mi estatura. En el centro del círculo es donde reflexiono o desespero; también, es donde me rearmo para intentar otra fuga. Ya lo dije: las llamas son desiguales. Pero no dije: sé que hay huecos entre ellas.
Lo sé porque los he vislumbrado entre el infierno. Hace mucho tiempo hice marcas en el suelo para orientarme, pero los huecos sin fuego (las salidas) nunca permanecen en el mismo lugar. También hice marcas para no ir hacia determinados lugares, pero fueron tan inútiles como las otras: tampoco las llamas permanecen iguales. Todo cambia constantemente. Con desesperación (con miedo, también), intenté borrar todas las señales y ahora el suelo de mi prisión es un caos de huellas sobre huellas. Por suerte, la intensidad de las llamas tampoco me permite ver con claridad esas señales de mis fracasos, que me debilitarían. Así que, en cierta forma, el fuego también me mantiene vivo, y alerta. Debo cuidarme de no caminar enceguecido o me convertiría en una pira humana enseguida. Muchas veces me he acercado demasiado a los lugares nefastos, y las llamas mordieron mi carne y la laceraron malamente, aunque todavía resisto, y quiero salir.

Sólo el centro permanece inalterable. Cuando consigo volver a él, después de un intento especialmente doloroso o cuando no puedo evitar gritarles a las llamas y dejarme arrastrar al desaliento, luego descubro que el centro permanece inalterable. No sin que pase un tiempo, claro está. Pero el centro, que es el punto más alejado de las llamas, tiene propiedades curativas y al cabo vuelven la cordura o la cicatrización. Este centro, con todos sus poderes, tampoco pretende retenerme. Al contrario: él y yo, que somos lo mismo en esencia, sabemos que la misión es atravesar el muro de fuego, descubrir el instante preciso en que las salidas estarán al alcance, y salir.
Ya lo hemos hecho antes, sueño a veces que me dice una voz supuestamente alentadora. Pero al despertar, esos son los días más terribles, cuando no puedo evitar aullar horas enteras ante las llamas más altas, o quemarme tal vez a conciencia, como castigo. Porque si ya he salido, me pregunto, por qué he vuelto. O acaso éste sea otro círculo: me parece recordar otros, pero en esos días no confío demasiado en mi mente.

Pero el centro permanece inalterable, y cuando pretendo resguardarme en él y curarme, y tal vez quedarme en ese preciso lugar para siempre, él y yo, que somos lo mismo en esencia, sabemos que la misión es salir. Y que tal vez sólo pasemos al círculo siguiente, pero confiamos en que haya más salidas o menos fragor en los fuegos. Y entonces abandono el centro, y continúo buscando, y las llamas parecen menos pavorosas por un tiempo.
Y he descubierto lo más importante, aunque todavía no he podido llevarlo a la práctica: el verdadero logro sería llevarme el centro (que es mi esencia) conmigo, colgármelo como un talismán indestructible antes de intentar el pasaje, y profetizo que una vez que lo logre los fuegos se mostrarán sumisos, y me enseñarán las salidas con respeto.

2008 - Milanesas


Lo estábamos esperando todos: familiares, allegados y amigos.
Es que cuando mamá advierte que una relación progresa, que hay planes de vacaciones con la fulana nueva, que soy inhallable los fines de semana, y que además la llamo más de una vez por quincena y encima estoy de buen humor, entonces mamá apela al último bastión por siempre inalcanzable para cualquier novia: me prepara milanesas.

Mi mamá, como todas las madres de hijos varones, hace las mejores milanesas del mundo, y lo sabe.
Ella sabe que aunque la deje sola para Fin de Año, aunque no me deje tentar con un lavado gratuito de todos los platos que (ella sabe) acumulo durante la semana, ella sabe que no tengo defensas válidas cuando ataca con milanesas.

Por primera vez en mi vida tengo una novia que cocina bien (muy bien, y además diet: casi excelente), pero además es inteligente, y tampoco ella opuso resistencia cuando mamá llamó por teléfono. Yo dije “Va a hacerme milanesas”, y los dos sonreímos, porque era la prueba fehaciente de que mamá empezaba a reconocerla.

Ahora falta que mi suegro haga un asado y me explique la (única) forma correcta de hacerlo, descubierta por él, y que otra vez haya una sonrisa disimulada, y que sepamos por éste método culinario que las cosas marchan bien. Diríamos que salen con fritas.

2009 - El miedo o La orgía que no hicimos

Nos pasa algo a los argentinos con el miedo, con las historias extrañas que no tienen explicación lógica o que por algún motivo producen jabón. Sobre todo nos pasa que no tenemos ningún pudor en contarlas en público. Es un asunto de idiosincrasia, parece, o es que en grupo nos animamos más, sobre todo a decir pavadas. Es bastante raro en nosotros eso de abrirnos y mostrarnos frágiles, eso de quedar a un paso del ridículo y de la cobardía.
Conociéndonos, hay que suponer que lo hacemos para esconder algo peor.

Es decir: en cualquier reunión es bastante posible encontrar un contador de chistes; a lo sumo dos.
Somos conscientes de que es difícil contarlos bien, con gracia, sin olvidarse nada. Y hasta sabiendo unos cuentos buenísimos, habiendo un contador oficial mucha gente prefiere callarse, por vergüenza o pudor, o porque no le interesan mayormente esas historias, o por no quitarle protagonismo al gracioso.
Sin embargo, si en la misma reunión sale el tema de los fantasmas, por ejemplo, habrá que prepararse para escuchar a todos y esperar religiosamente el turno para contar la propia experiencia sobrenatural, que tenemos todos, y si no la inventamos.

Desde las tradicionales luces malas, pasando por tableros Ouija y derivando en oscuridades de todo tipo, sin escapar jamás de la muerta que dejó el suéter en el colectivo y que había subido en la parada del cementerio zonal (cuando vivía en Villa Adelina, me la contaron como cercana al cementerio de Boulogne, y cada vez que me mudé me la contaron con otro domicilio mortal)
Juegos de la copa, lobizones, platos voladores, poltergeist…Todos tenemos algo misterioso para contar, y hasta tenemos el aval oficial: el presidente apadrina cualquier séptimo hijo varón, por las dudas de que se emperre las noches de luna llena, o que se convierta en Juanjo Camero que es peor.
Eso no pasa en todos los países. En general los presidentes están ocupados en cosas más importantes. Acá va el Presidente y te libera al pibe de la licantropía, apadrinándolo. Otra que los Padrinos Mágicos.

Es curioso que abnegadas maestras y circunspectos economistas, gente seria que jamás eructa sin taparse la boca y que festeja los mejores chistes con apenas una sonrisa, es decir gente ubicada, medida, de perfil subterráneo y escasa tendencia a la exposición pública, se enzarce en apasionadas rondas de aparecidos y hasta dé la impresión de bolacear descaradamente para llevarse el título del Más Tenebroso de la Noche. Gente que no habla del fútbol y de la tele por considerarlos intrascendentes, que jamás lee un horóscopo porque carece de rigor científico y que duda sanamente de las religiones y de las brujas. Pero que las hay, las hay, parece. Sobre todo en el Juego de la Copa.
Y te dicen:

- Nosotros, el juego de la copa, nunca más. Con lo que nos pasó la última vez…,¿te acordás, Sari?
- Fue tremendo – dice Sarita. – Un miedo…

Y te cuentan: que se les apareció Leonardo Simons y les dijo que no se había suicidado; que hablaron con Evita y les dijo quién tiene las manos del General; que se presentó un tío muerto hace mucho y no sabés las cosas que contó de la familia, todo cierto
Es rarísimo que los que practican ese juego no tengan una historia truculenta para contar. Y te la cuentan, por supuesto.
Y dan el pie para que se vengan los marcianos, etc.

O sea que el delirio se fortifica en grupo, al contrario de lo que podría creerse. La paranoia se intensifica y la histeria se contagia.
Por un lado se cuentan las historias porque (supuestamente) se está seguro en el grupo.
Pero el grupo no te hace sentir más seguro, al contrario: nadie te corta y te explica que estás diciendo estupideces. Cada uno que pasa la va embarrando más, y a la cuarta historia empezás a mirar al que tenés al lado a ver si no le crecieron los colmillos…

¿Para qué se cuentan, entonces? Si no es para espantar los demonios y quedarse tranquilos de que no hay monstruos en el ropero, ¿para qué se relatan esas porquerías que después no te dejan dormir? ¿Por la adrenalina?

Tibio, tibio.

Tengo una teoría que puede muy bien ser la explicación psicológica de esta conducta.

Yo creo que contamos esas historias para calentarnos, mutua e inconscientemente.
Veamos la situación:
Estamos todos perfumados y vestiditos para la ocasión; ya han corrido el alcohol y (tal vez) algunas miradas lánguidas; ya nos hemos reído con los chistes (muchos han sido procaces, explícitos: se ha hablado de conchas y de pijas): estamos distendidos y queremos más. Alguien le agrega un componente que nos cae como el ron con el café: cuenta una historia horripilante, y la adrenalina empieza a fluir.
Creemos que estamos un poco asustados, pero en realidad estamos empezando a calentarnos, y por supuesto no queremos que se corte.

Al contrario: queremos participar activamente, y que la cosa vaya in crescendo.
De otra forma, ¿por qué nadie pide que se terminen ese tipo de relatos espantosos?

Porque es lindo ver a las chicas con las pupilas dilatadas y la boca expectante, tal vez. Y porque a ellas les gusta buscar un viril brazo protector en estas ocasiones.

La mayoría no somos nórdicos superados, ni swingers criollos. Casi nunca estas cosas terminarán en sexo grupal. La mayoría de las reuniones virará de pronto el tema de las conversaciones hacia el fútbol o la política. Y los ánimos se caldearán, pero de otra manera. Alguien propondrá mate y por un rato volveremos al fogón de nuestras juventudes, y todos amigos como siempre, o más.

Seguramente más, porque, sin saberlo, habremos participado de la variante autóctona de una orgía, donde nuestra pasión por los relatos extraordinarios nos habrá llenado, además, de sensaciones increíbles y con el agregado valiosísimo de que fue grupal, y probablemente sea lo más cercano que estaremos nunca de una orgía verdadera, por lo menos con gente conocida, que es lo más lindo.

martes, abril 27, 2010

Atada

La verdad, Román, me preocupan mucho los rumores de que te vas.

Me preocupa cómo van a hacer para seguir si te vas. Va a ser complicadísimo.

Digo: en serio, ¿cómo piensan hacer? ¿Alguno lo pensó?

Son unos improvisados, Román: no lo tuvieron en cuenta

¿Cómo van a seguir, señores? ¿Con qué?

Te apuesto a que ninguno lo pensó: se van a querer cortar las venas después.
Te apuesto a que ninguno lo tuvo en cuenta.

Si te vas, se acaba la cosa.
Porque... ¿con qué van a seguir jugando, señores?
¿Quién se la va a sacar?

Habrá que inventar el fútbol sin pelota, ¿o alguno cree que se la va a poder sacar alguna vez?

Atada, la tiene.



domingo, abril 25, 2010

Adivine la película





Argumento: Nativos muy espirituales y ecologistas contra conquistadores ambiciosos y despiadados. Uno de ellos se enamora de bella nativa y de su mundo, llegando a luchar contra los de su propia raza.
Hay interacción con un curioso animal, como muestra del proceso de transformación del protagonista.

- Facilísimo: "Danza con lobos".



- Casi. Pero más infantil: los nativos se comunican con un árbol sagrado que...

- ¡"Pocahontas"! ¡El árbol, John Smith, los animalitos!

- Podría ser, pero hay alienígenas y trabaja Sigorney Weaver...

- Es "Alien", seguro.



- No, no...también derriban helicópteros de guerra a flechazos.

- ¿En "Rambo" trabajaba Sigorney Weaver?


- No...no... A ver...Los nativos son azulcitos...

- ¿Los pitufos...?



- Pero no, animal. Es "Avatar", la obra maestra de Cameron, que costó más de 300 millones de dólares y le llevó un montón de años realizar.

- Pero es una historia elemental y re vista...

- Ah, pero es visualmente increíble. Unos paisajes...

- Pero, ¿y la historia? Para paisajes me miro unas fotos y de acá nomás, de San Juan por ejemplo...




- Sí, bueno...el protagonista es un militar en silla de ruedas, para darle más dramatismo.

- ¿Como en "Regreso sin gloria" y "Nacido el 4 de Julio"?


- Eh...Sí...

- Dejate de joder. Es "Afanar", se afanó un pedacito de cada película.

- Bueno, lo de los avatares es original.

- ¿Viste "Los sustitutos", la de Bruce Willis?

- No me digas que...

- La gente tiene a otro que lo sustituye, pero todo mucho más creíble, y por eso más inquietante...

- Que lo parió...

- ¿A Cameron no lo habrá ayudado Bucay con el libro?

- Te juro que lo voy a investigar...

- Tienen esa barbita de garca...

- Ya sé, ya sé...




sábado, abril 10, 2010

Dudando de mi sexualidad

Yo creo a todos alguna vez nos pasa, me parece que todos dudamos alguna vez, que en algún momento nos planteamos cosas. Lo que varían son los desencadenantes de esas dudas, me parece.

A mí me sucede cuando estoy cerca de un hombre que trabaja, especialmente un mécanico, un plomero, algo que requiera el uso de herramientas.
En esas situaciones, yo dudo de mi sexualidad.

Yo estudié 7 años de primaria, 5 años de secundaria, unos cuantos de facultad; escribí un libro, leo mucho, más o menos me las rebusco en cualquier tema de conversación.
Pero así y todo jamás retuve lo que es la termocupla, ni el caño de media, ni el encofrado, y si me apurás no distingo la llave francesa de la pico de loro.

Y entonces me veo en situaciones delicadas.

Se da el caso, por ejemplo, de que el plomero me pide que le alcance algo, y el tipo da por sentado que yo sé de qué me está hablando, el tipo descuenta que lo sé porque se nota que he estudiado, porque hablo bien y encima llevo corbata, pero además y sobre todo...porque soy hombre.

El tipo asume que yo entiendo de termocuplas y por supuesto sé perfectamente qué verga viene siendo el chiclé de baja y obviamente no tendré problemas en alcanzarle la mecha de vidia de la dimensión apropiada (si los nombres no son correctos, sepan disculpar y no me atormenten: recuerden que estoy en pleno proceso de asumirme como mujer hecha y derecha).

El tipo, además, me ha hablado de fútbol y ha encontrado un eco propicio; ha mencionado a una vedette y los dos hemos coincidido. Él cree que está en presencia de un igual, de un hombre como él.

Da por sentado que el cortafierro y yo somos un ente inseparable, que el buscapolo es una extensión de mis dedos, que la amoladora no me guarda secretos. ¡Si los hombres adquirimos esas habilidades con los genes!

Y ahí, en esa verdad biológica de los genes (que el humilde trabajador no manifiesta pero que yo leo cristalinamente en su gesto confiado, en sus dedos hábiles, en su sonrisa cómplice), es donde me entran las dudas.
Ahí es donde pienso que algo salió mal durante mi gestación.

Porque a mí el cromosoma de la termocupla, definitivamente, nunca me llegó.