jueves, diciembre 15, 2011

La artista del lavadero o Diferencias con la gente de Ballester

El lavadero de Matheu y Guemes, en San Martín, ofrece, sin ofrecerlo, un invalorable servicio a sus clientes: le cambia la ropa con la de otros clientes, de acuerdo al infalible criterio de la dueña del lavadero. En efecto: no debe extrañarse uno si lo que recibe difiere sustancialmente de lo que llevó a lavar, y si lo mira con atención, llegará a la conclusión de que el cambio es altamente positivo.

Yo lo noté, al principio, con las medias. Si hay una prenda a la que le resto importancia es a las medias y los zoquetes, y las que llevaba al lavadero (a veces ni siquiera en dúos correctos, a veces apareada una gris oscura con rayitas con otra gris más clara y sin rayas) seguramente eran lo peor de mi bolsa. Con innegable sapiencia, por ahí comenzó su trabajo mi silenciosa asesora de vestuario, a la que yo ingenuamente llamaba la chica del lavadero. Comencé a notar que recibía no sólo pares correctos, sino hermosas medias que por primera vez coincidían con el color de mis trajes, y además no estaban agujereadas como las que yo habías llevado. La primera vez hasta pensé que tal vez sí eran mías y yo no las registraba; la segunda pensé que se trataba de un error comprensible; después entendí.

Fue al notar que me faltaba una remera roja hermosa, pero que a mí me quedaba un poco chica. Me di cuenta como al mes, cuando me crucé con una vecina que llevaba mi remera roja. Y le quedaba mucho mejor que a mí.

No sé si la gente se acuerda de toda su ropa siempre, o si hacen una lista de lo que llevan al lavadero. Yo no, ni lo uno ni lo otro. Tengo cariño por algunas prendas, pero uso la ropa más bien impulsivamente, y nunca sé con exactitud qué llevé a lavar o cuándo desapareció una camisa, o si realmente desapareció o está en casa de mis hermanos o la tiré a la basura o la dejé en una bolsita aparte por si a alguien le sirviera.

Yo vivía, y le daba a mi indumentaria una pelota ínfima. Pero lo de la remera me sorprendió, y que le quedara tan bien a la vecinita, más. Lo relacioné con mis medias nuevas y descarté cualquier tipo de connivencia entre la dueña del lavadero y mi vecina. Supe que había una artista en el barrio de San Martín, una voluntariosa artista silenciosa que velaba por que todos sus clientes nos viéramos cada vez mejor vestidos. Y gratis, además, o casi. Tenemos una asesora de vestuario por el escueto pago de unas fichas de lavarropas. Eso no pasa en Villa Ballester, por ejemplo, que siempre nos miran a los de San Martín como a los primos pobres del campo. Gente abyecta y sin fantasías, que seguramente exige que le devuelvan exactamente lo mismo que entregaron para lavar.

Volviendo a nosotros: algunos crápulas, enterados de la movida, comenzaron a llevar al lavadero su peor ropa, en un intento ruin de sacar ventaja, de cambiar espejitos de colores por oro, digamos. Justicieramente, lo que retiran es la misma porquería que llevaron. Lo sé porque lo he intentado.

La chica del lavadero no solo mejora nuestra vestimenta, también nos mejora como personas.

Preparar la bolsa para el lavadero se ha convertido en una experiencia inédita para nosotros. Nos obligamos a enviar toda la ropa, aún sabiendo que alguna no volverá. Es una mezcla de tristeza y conciencia social, de renunciamiento histórico y de sabernos por una vez mejores a los de Ballester.

Pero en el fondo sabemos que no hay pérdida, que es todo ganancia. Sabemos que el ángel del lavadero obrará a conciencia y nos devolverá algo mejor de los que llevamos, más acorde a nuestras necesidades e idiosincrasia individual. Entonces vamos y venimos del lavadero contentos, y en algunas de nuestras casas humildes se organizan pucheros y reuniones de amigos, nos ponemos de acuerdo entre varios y vamos a retirar las bolsas todos juntos, y después de comer las abrimos y es como una Navidad textil, y mentalmente elegimos lo mejor para ir el sábado a pasear por Ballester, a lo de esos mierdas que jamás soportarían un lavadero como el nuestro.

A veces hay coincidencias, a veces en estas reuniones se da que la ropa que era de uno aparece en la bolsa de otro. Nunca, pero nunca, se ha producido una devolución. Nadie pidió nunca que por favor le permitan retener la chomba amarilla porque era un regalo de la tía, por ejemplo. Muy por el contrario, a lo sumo celebramos la previsión de la tía, que la compró demasiado grande para nosotros y exacta para el feliz nuevo poseedor.

Todas las tías lo entienden y ninguna se ha quejado de que nos desprendiéramos de un regalo. Salvo la tía de Enrique, una vez, pero porque es de Ballester.

jueves, octubre 06, 2011

Gordo de Dios

Mi obesidad es una cuestión de fe. De fe y de lógica pura, también.

Hace años entendí que, al igual que mi alma, mi cuerpo también era sagrado, por ser creación de Dios y guarida necesaria de aquella: razoné que (al menos durante mi estadía en estos valles) mi alma no podía vagar libremente, que imperiosamente necesitaba de un cuerpo que la albergara y protegiera. Y entendí que cada una de mis células, cada uno de los átomos que componen mis células, también son sagrados, y prolongación de Dios.

Esos gozosos descubrimientos me llevaron a inferir que, si cada célula de mi cuerpo es una prolongación de la obra de Dios (o mejor debería decir: prolongación de Dios mismo), a mayor cantidad de células le corresponde una mayor proporción de Dios en el individuo, y una casa mejor y más amplia para el alma.

De ahí a comenzar a engordar hubo apenas un paso.

Descarté de plano el pecado de gula, porque yo no comía para saciar mi apetito humano, sino para tener más Dios en mí, para satisfacer mi apetito insaciable de Dios. Me consagré devotamente a engrosar mi cuerpo, y con cada kilo me sentía más cerca de la Gloria (tan férrea e incontrastable era mi lógica, que ante algunas observaciones acerca de mis ingestas, simplemente respondía “Ah, ¿y quién creéis que puso este lechón sobre la Tierra?” o “Las papas y el aceite de freír también son del Señor”. Todo me llevaba a Dios, todo era un beatífico círculo sagrado, y yo engordaba feliz)

Llegar a los 200 kilos fue para mí el equivalente de 10 peregrinaciones a Luján. En efecto, creí haber encontrado la correspondencia exacta entre el sacrificio del cuerpo y la exaltación del mismo, entre las ampollas en los pies y los centímetros en las caderas, digamos.

Solo que mientras los maratonistas, sin saberlo, dejaban escapar de sí una parte importantísima de Dios (la parte tangible) en forma de sudor, yo la aumentaba ex profeso, la retenía celosamente y la incrementaba en forma de lípidos e hidratos de carbono. Cada Mc Nífica que engullía, era como maná sagrado que el Señor me enviaba, y que yo aceptaba con regocijo. Algunos se sorprendían de que (a veces) me persignara ante una hamburguesa, de modo que en general oraba en silencio, y agrandaba el combo por 3 pesos, siempre.

Las gentes de mi feligresía estaban al tanto del motivo de mi nueva gordura, y me apoyaban fraternalmente, y cuando llegué a los 300 kilos se hizo una pequeña celebración en la iglesia. Incluso comulgué con 7 hostias unidas entre sí por dulce de leche Chimbote, que el Padre Mario en persona se ocupó de untar y pegar.

El sermón de ese día alertaba sobre los peligros de la anorexia diabólica, y yo me sentí cabalmente reivindicado, y en la senda correcta.

Luego empezaron los problemas coronarios, las advertencias de los médicos y las dudas de la comunidad en general, hasta esta última internación que será la definitiva.

Nada me importa ya, porque me he dedicado en cuerpo y alma y he triunfado. Y a propósito: si algunos calculan el peso del alma en 21 gramos, la mía debe andar en el kilo y medio.

Alabado sea el Señor.

lunes, septiembre 12, 2011

Otro Oblogo

Salió la Oblogo 64, con más sangre, más mujeres desnudas, más moldes para tejer y confeccionar la ropa que te gusta, más denuncias de inseguridad en el conurbano y los consejos de Sergio Muzzio para una vida más saludable.


Gritos en la oscuridad



La idea fue de Daniel. Pasábamos unos días en su casa del río, éramos cuatro parejas amigas, aunque las amigas de toda la vida eran las mujeres. Nosotros nos habíamos ido conociendo durante los últimos tres o cuatro años más o menos, pero nos llevábamos muy bien, éramos casi tan amigos como las chicas, y bebíamos mucho más que ellas. La primera noche, después de cenar, a los hombres nos dieron ganas de pescar en el muelle, sobre todo porque había un Etiqueta Roja a estrenar y una luna amarillenta y enorme. La verdad es que habíamos estado tomando todo el día, sobre todo en la cena, y lo más probable era que en vez de pescar alguno se cayera del muelle, pero estábamos tan contentos, casi eufóricos, y además las chicas querían ver una película horrible, de George Clooney, así que hasta los mosquitos del Tigre eran preferibles.
Nos reíamos de cualquier cosa, no pescábamos nada y el whisky caía y caía.

Alguno dijo, en medio de las carcajadas, Bueno, listo.
- Listo, listo - dijo Daniel. Se paró, se agarró con las dos manos de la baranda y le gritó al río:
- LIS-TOOOO.
Fue un grito muy bueno, redondo, con una pausa justa después de lis, para juntar aire pero que le dio al grito una cualidad como de orden militar. Me encantó el grito, pero sobre todo me dio mucha risa.
Daniel gritó listo dos o tres veces más, la última fue directamente un alarido, y Mariela le gritó desde la casa que se dejara de gritar como un pelotudo. Nos doblábamos de la risa.

- Está buenísimo - dijo Daniel. - Te liberás. Tenés que hacer de cuenta que no hay nadie en el mundo, yo recién, ¿sabés qué?, era como si no hubiera nadie en el mundo. - Tomó aire de nuevo:
- LIS-TOOOOOOOOO.
-¡Daniel!
-¿Qué, mi amor?
-¡Callate, pelotudo! ¿Por qué gritan así?
- ¿Cómo "por qué gritan", che? - dije yo sin gritar - Si el único que grita es tu marido...
- CUUUUUULO - gritó a su vez el Tano, como para desacreditarme.

Mariela dijo déjense de joder o algo así, y cerró la ventana, pero ya no nos importaba. Lo interesante era conocer la opinión del tano Marcelo, que ya nos estaba confirmando que gritar estaba buenísimo y nos instaba a Walter y a mí a probarlo.
- Pero sin pensarlo - explicaba el Tano. - Lo primero que te venga a la cabeza.
- Se va a enojar Mariela - dijo Walter.
- LIS-TOOOOOOOOOO - Daniel
- CUUUUUULO - Marcelo
- JESICACIRIOOOOOOO - yo.

- No, qué idiota.
- Es lo primero que me vino a la cabeza.
- Pero Claudia te va a cagar a trompadas.
- Así no sirve - dijo el Tano, categórico -, no tenés que pensarlo, no importa lo que digas, tenés que abrir la boca y dejar que salga. Si no, no tiene efecto terapéutico.
- Tal cual - dijo Daniel, que veía que el Tano le quería robar protagonismo con la idea de los gritos - No tiene que ser gracioso ni nada. Olvidate del mundo, dale.
- Pero yo quiero gritarle a Jesica Cirio, ¿por qué no me dejan? - ya medio enojado, yo, ya con ganas de pelear.
- ¡Porque estás pensando! ¡No lo pienses!
- LIS-TOOOOOOOOOOOOOO -como para demostrar, Daniel.
- Ah, pero no puede ser que siempre te salga "listo" - dije yo con impecable lucidez - ¿No estás pensando ahí? ¿No estás pensando que tenés que gritar "listo"?
- Má no grités nada, pelotudo. Jodéte.
- Che, parecemos pendejos, gritando como unos boludos - dijo Walter.

- Ay, él...
- ¿No podemos charlar en silencio, como gente grande?
- Walter, los que charlan en silencio no son grandes, son telépatas.
- TELEEEEPATAAAASSS -grité yo.
- Pará, tarado.
- Adem...ás - explicaba el Tano, que es médico alergista y habla muy bien, por lo menos cuando no está ebrio-, además que yo no creo que lo que uno grita sea totalmente inconexo. Además.
- ¿Además de qué?
- No, estaba pensando algo pero se me fue... Pero no creo que sea totalmente espontáneo, más bien tiene que ver con la asociación libre y esas cosas.
- Yo lo único que sé - dije yo compungido - es que no les gusta nada de lo que yo grito.
- Ahora no gritamos porque a Walter lo hace sentir mal. Vení a sentarte.
- No estés mal, Waltercito - emocionado, yo.
- Sentate o tratá de caer para este lado...
- Eso está interesante - dijo Walter. - ¿Vos decís que hasta lo supuestamente espontáneo, cuasi salvaje...
- ¿Cuasi?
- ..., incluso hasta algo que pretende ser gracioso tiene algo más meditado por debajo?
- Más meditado, no creo. Pero es algo que uno quiere transmitir. Como una declaración, sí.
- Todo lo que uno dice es porque lo quiere decir - Daniel.
- Y, sí - dije yo, que no estaba entendiendo mucho.
- Por ejemplo, el grito de Daniel - elaboraba el Tano -: Daniel quiere declararle al mundo que está listo. Listo para algo, no importa qué, pero él se siente listo. O el mío: yo debo querer un culo, o estoy declarando que tengo un culo. No importa mucho, pero se quiere transmitir un mensaje.
- Y, al contrario... - Daniel -. Yo creo que cuanto más supuestamente inocente la ocasión, cuanto más descolgado el mensaje, al contrario de lo que parece es tanto más fuerte el contenido.
- Exactamente, porque lo de la liberación no es verso. Como justamente te sentís liberado podés expresar lo que querés.
- Y aunque te olvides del mundo, en realidad le estás gritando al mundo.
- Le estás diciendo exactamente lo que querés decirle.
- Para que todo el mundo se entere.
- Qué lindo - dijo Walter - qué lindo que ahora salió ésto, porque yo estuve a punto de gritar PAZ, no lo hice porque me dio cosa, pero me salía PAZ, entonces eran unas ganas enormes de gritarle PAZ al mundo.
- Tal cual, y deberías haberlo hecho.
- LIS-TOOOOOOOOOOOOOOOOO
- PAAAAAAAAAAAAAAAAZZZ
- TELEEEEEPATAAAAS

- ¡CORNUUUDOS! - gritaron las 4 chicas desde adentro, a coro.

Y ése fue el final de las reflexiones serias de esa noche. Por lo menos en voz alta.


viernes, septiembre 09, 2011

La felicidad es una calco pedorra


La última tontería para arruinar autos (y otras cosas) son unas calcos que deben llamarse "Esta es mi familia" o "Mi familia está re-feliz como siempre" o tal vez "Así me gustaría que fuera mi familia si no fuera la porquería que es". Son unos dibujitos de tipo infantil que se adquieren por separado para que uno arme el grupo familiar primario (o sea), y no solamente viene la figura de un papá sonriente sino que muchos dibujitos sugieren alguna actividad, casi siempre papá con caña de pescar, nene con pelota de fútbol, etc.
Una basura de lugares comunes y felicidad de propaganda de Cepita que hasta hace que ahora mire con cierto cariño las de "Gauchito Gil en vos confío" o las de Robert Powell haciendo de Jesús, que por lo menos están serios y sufriendo.

En este punto tengo que aclarar que (seguramente) mi disgusto tiene que ver con no haber sabido formar una familia como las de las calcos (seguramente) producto de mi maldad intrínseca, mi proverbial estupidez, mi odio hacia la sociedad, mi nulo atractivo sexual y mi falta de aseo personal.
Todo lo que quieras, pero igual las calcos son una mierda.

Alejandro Dolina decía (y sugería) desconfiar de los pasacalles que prometían amores grandilocuentes. Decía que le daban mala espina esos amores a los gritos y sobre todo indiscretos, a la vista de todo el mundo. Decía que le parecía que querían impresionar al resto más a que a la persona supuestamente amada. "Miren cómo nos amamos la Gladys y yo, giles" era lo que realmente se quería proclamar.
Y decía también que ciertos mensajes era preferible transmitirlos en voz baja, si es posible al oído, y en la intimidad más cuidada. Para que lleguen mejor y para preservarlos de miradas indiscretas y tal vez envidiosas.
Exactamente al revés de los pasacalles y las calcos pedorras.

Reconozco también (si quieren) que debo ser un asco de persona para que me molesten estas cosas, un ser solitario y triste, envidioso como el de Pecados Capitales y con menos sexo que Gollum. Pero la verdad es que no, la verdad es que me encanta el amor y que la gente se quiera y las familias numerosas y los afectos y los amigos y mis sobrinitos y los hijos de mis amigos, y también me encanta retozar con mi negrita, ambos en pelotas.
Todas esas cosas me encantan.

Es la hipocresía y la banalidad lo que me jode, es el casette demasiado casette de la familia feliz para mostrar, es la moda, es el adivinar cierto aire de superioridad en el que pega esas calcos para mostrárselas a los que ellos imaginan que son Gollums disfuncionales como yo. Es la indignación de no haber visto un sólo viejo en esas calcos, pero sí perros y gatos y hasta canarios y hasta skates y baterías, pero ni un puto abuelo con su chata correspondiente.

Es la comprobación de que aparecieron los matrimonios y las familias "distintas" (y las enormes posibilidades que eso trae) y como contrapartida aparecen por todos lados las calcos de las familias "tradicionales", las verdadera y justicieramente felices, con el skate y el canario y la puta que te reparió.

Es el no poder controlar mi propia imaginación, y ver como en una película a papá Cepita tapando las calcos antes de llevarse a la amante a un telo en el auto de la familia Ingalls. O imaginar el desconcierto de la nona cuando ve las calcos sonrientes y no reconoce a ninguno de los que van a visitarla al geriátrico 10 minutos y con cara de orto y sólo para Navidad.
"¿Quiénes serán los de los dibujitos?", debe pensar la vieja.

Obviamente, ya sé que son solamente cosas para pegar en la parte de atrás del auto, cosas que quieren ser simpáticas porque justamente son para mostrarle al que viene en al auto de atrás, y que a nadie se le ocurriría (porque no es simpático) pegar una calco donde está golpeando a la esposa o a los hijos, o colgándose del cable o espiando a la vecina, y por eso tampoco aparece el abuelo con la insulina aunque lo amen desmesuradamente. Ya sé que no son ni pretenden ser la imagen real y única de esa familia, que son solamente una moda boludita para decorar el auto.

La pregunta es: ¿lo saben ellos?
¿Saben ellos que lo sabemos...?

sábado, agosto 13, 2011

Basta de campañas

Harto y repodrido de las campañas. Así estoy.
Cansado de las propagandas y los afiches, de los grandes discursos llenos de promesas (siempre incumplidas), del fanatismo de unos y de otros, de las agresiones infinitas, de que me toquen el timbre para intentar convencerme de las bondades de tal o cual candidato; de que me quieran tomar por boludo, en definitiva.

Harto y repodrido, de que la mayoría elija por algún espurio interés personal, que el bienestar general o las condiciones del candidato no les importe nada, de que lo hagan para tratar de acomodarse. O por miedo, lo cual es mucho peor, porque entonces el candidato, ¿qué clase de malvado es...?

Harto de los que ni siquiera eligen, de los que obedecen ancestrales mandatos familiares o simplemente costumbres; los que jamás cuestionan nada ni son capaces de considerar otras alternativas.

Cansado, en fin, de escuchar siempre lo mismo, con sutiles variaciones: que los candidatos ofrecen supuestos paraísos pero a precios altísimos y con escasas garantías. Con ninguna garantía.
Los elegís o te los imponen, y después te los tenés que aguantar aunque sean deplorables, aunque nunca cumplan nada de lo que prometen, o mejor dicho, de lo que prometen otros en su nombre.

Porque eso es lo que más me pudre: que los candidatos nunca den la cara ellos mismos. Siempre hablan los intermediarios, jamás hay un debate público con Chiche Gelblung de moderador, por ejemplo.
Debería ser obligatorio un Gran Debate Público, con la presencia obligatoria de los principales candidatos.

Nada de que venga el Papa en representación de uno, y un Rabino en nombre de otro, un Dalai Lama y Tom Cruise (ponele) por el lado de los cienciólogos.
No.
Que vengan los candidatos en persona, y que pelen.
En persona o en lo que sean, se entiende.

En un banquito Jesús, en otro Buda, en otro más grande el elefantito Ganesha, y así sucesivamente.
Y que pelen, que se saquen los ojos adelante de todo el mundo, que aclaren bien sus plataformas (pero bien bien) y sobre todo a cuánto se nos van a ir los impuestos a la larga, porque estamos hartos de que al principio parece gratis y después nos rompen el culo.

Y demostración fehaciente de lo que alardean, y comprobada in situ por Chiche Gelblung o el que sea (yo creo que debería ser Chiche, o Anabela Ascar: más Chiche porque tiene el Detector de Mentiras)
Que yo te resucito un muerto. Okey, le traemos un muerto y que lo demuestre.
Que yo te reencarno como 10 veces. Lo hipnotizamos, le hacemos una regresión, y que lo demuestre.

Y nada de que resulten 9 las reencarnaciones o que el resucitado vuelva pero sordito, ponele, porque ahí ya vemos que hay mala leche, o que prometen más de lo que pueden.

No, que mirá que el Nirvana, que Visnú, que Víctor Sueiro, que después te lo hago... No, señor: demostración en el propio debate o estás nominado. A lo sumo un salvataje teléfonico de parte del público, pero la final es a muerte súbita: o demostrás o quedás eliminado.

Debate público obligatorio, como hacen en los países serios como Estados Unidos, así podemos elegir mejor al candidato, o no elegimos a nadie, votamos en blanco y que ninguno se haga nunca más el pistola si durante el debate Chiche le prendió la luz roja esa de la mentira.

Y, sobre todo, nos salvamos de las malditas campañas, de los militantes que gritan en las plazas, y de los que tocan el timbre los sábados a la mañana.


viernes, julio 29, 2011

Antiphotoshop

No rescatamos la maldad ni el mal gusto, sino la parte artística del asunto.
(Bueno, la maldad también. Un poco. Y el humor)

(Bueno, no: rescatamos sobre todo la maldad. Y un poco de justicia: ¿No están podridos de los retoques, de que en las fotos Mirtha Legrand parezca la hija de Luisana Lopilato?)

Clic para agrandar

















martes, julio 26, 2011

Oblogo 61


Salió la Oblogo nueva, número 61, y ahí, en el último artículo , parece que tuvieron un error de imprenta o algo, y apareció un artículo mío...

(Muchas gracias, Oblogo!)




viernes, julio 15, 2011

"Gerin Oil"


Por el Dr. Richard Dawkins
Traducción de Santiago Bilinkis

El aceite de Gerin (“Gerin Oil") (o Geriniol para darle su nombre científico) es un potente fármaco que actúa directamente sobre el sistema nervioso central, produciendo una variedad de síntomas, a menudo de naturaleza anti-social o de auto-daño. Puede modificar permanentemente el cerebro infantil para producir trastornos en la edad adulta, incluyendo ilusiones engañosas peligrosas que son difíciles de tratar. Los cuatro condenados vuelos del 11 de septiembre de 2001 fueron resultado del aceite de Gerin: en ese momento los diecinueve secuestradores estaban drogados con esta sustancia. Históricamente, el Geriniolismo fue responsable de atrocidades tales como la caza de brujas de Salem y las masacres de indígenas sudamericanos por los Conquistadores. El aceite de Gerin alimentó la mayoría de las guerras de la Edad Media y, en tiempos más recientes, la carnicería ocurrida en la partición del subcontinente indio y de Irlanda.

La intoxicación con aceite de Gerin puede conducir a personas anteriormente sanas a huir de la vida humana habitualmente plena y recluirse en comunidades cerradas de adictos confirmados. Estas comunidades suelen limitarse a un sólo sexo, y enérgicamente, a menudo obsesivamente, prohiben la actividad sexual. En efecto, una tendencia hacia la extrema prohibición sexual aparece como un tema recurrente en medio de todas las coloridas variaciones de sintomatología del aceite de Gerin . El aceite de Gerin no parece reducir la libido en sí, sino que con frecuencia lleva a una preocupación para reducir el placer sexual de los demás. Un ejemplo actual es la lasciva manera en que muchos ‘Aceiteros’ habituales condenan la homosexualidad.

Al igual que ocurre con otras drogas, el aceite de Gerin refinado en dosis bajas es mayormente inofensivo, y puede incluso servir como ‘lubricante social’ en ocasiones como matrimonios, funerales y ceremonias de Estado. Los expertos difieren sobre si ese tipo de tropiezos, aunque inofensivos en sí mismos, son un factor de riesgo para recaer en formas más adictivas de la droga.

Dosis medianas de aceite de Gerin, aunque no peligrosas en sí mismas, pueden distorsionar la percepción de la realidad. Creencias sin ninguna base cierta se vuelven inmunes, por los efectos directos de la droga sobre el sistema nervioso, contra las pruebas del mundo real. A los ‘Cabezas de aceite’ se los puede escuchar hablar con el aire o murmurarse a sí mismos, aparentemente en la creencia de que los deseos privados así expresados se harán realidad, incluso a costa del bienestar de otras personas o de una leve violación de las leyes de la física. Este trastorno de ‘autolocución’ es a menudo acompañado de extraños tics y gestos de manos, estereotipos maníacos como mover rítmicamente la cabeza hacia una pared o el Síndrome Obsesivo-Compulsivo de Orientación (SOCO: mirar hacia el este de cinco veces al día).

El aceite de Gerin en fuertes dosis es alucinógeno. Quienes consumen mucho pueden llegar a oír voces en su cabeza, o experimentar ilusiones visuales que les parecen tan reales que hasta suelen tener éxito persuadiendo a otros de que lo son. Una persona que describe convincentemente alucinaciones de alto grado puede ser venerada, e incluso seguida como una especie de líder, por otros que se consideran a sí mismos menos afortunados. Esa patología del seguidor puede perdurar mucho después de la muerte del líder, y puede llegar a convertirse en una suerte de psicodelia bizarra, como la fantasía caníbal de beber la sangre y comer la carne del líder.

El abuso crónico de Geriniol puede producir “malos viajes”, en los que el usuario sufre terribles delirios, incluyendo el temor de ser torturado, no en el mundo real, sino en un mundo de fantasía post-mortem. Malos viajes de este tipo están vinculados con un mórbido sentimiento de culpa que es tan característico de esta droga como el miedo obsesivo a la sexualidad, que ya se señaló. La cultura del castigo fomentada por el aceite de Gerin oscila del ‘golpe’ al ‘latigazo’, al ‘apedreamiento’ (especialmente de adúlteras y víctimas de violación), y también la ‘demanifestación ‘ (amputación de una mano), hasta la siniestra fantasía del “alo-castigo”, o sea, la ejecución de un individuo para expiar los pecados de los demás.

Usted podría pensar que una droga potencialmente tan peligrosa y adictiva encabeza la lista de estupefacientes prohibidos, con penas ejemplares por impulsarla. Pero no, es fácilmente obtenible en cualquier parte del mundo y ni siquiera se necesita una receta. Los traficantes profesionales son numerosos y, organizados en cárteles jerárquicos, comercian abiertamente en las esquinas y en edificios hechos para tal propósito. Algunos de estos cárteles son expertos en engañar a pobres desesperados por alimentar su hábito. Algunos “Padrinos” (“Godfathers”) ocupan posiciones influyentes en las altas esferas, y susurran al oído de la realeza, de presidentes y primeros ministros. Los gobiernos no sólo hacen la vista gorda al comercio, sino que le otorgan exención de impuestos. Peor aún, subvencionan las escuelas creadas con la precisa intención de lograr enganchar a los niños.

Fui impulsado a escribir este artículo por el rostro sonriente de un hombre feliz en Bali. Él estaba celebrando extáticamente su sentencia de muerte por el brutal asesinato de un gran número de turistas inocentes a los que nunca había conocido, y contra quienes no tenía ningún rencor personal. Algunas personas en el tribunal se sorprendieron por su falta de remordimiento. Lejos del remordimiento, su respuesta fue de un evidente regocijo. Golpeó el aire, con delirante alegría porque iba a ser ‘martirizado’, para usar la jerga de su grupo de abusadores. No nos equivoquemos, la sonrisa beatífica, mirando hacia adelante con un placer incontaminado a su pelotón de fusilamiento, es la sonrisa de un drogadicto. Aquí tenemos el arquetipo del usuario sin límites, dopado con puro aceite de Gerin, pesado y de alto octanaje.

Sea cual sea su punto de vista sobre las teorías de la venganza y la disuasión de la pena capital, debería ser obvio para usted que este caso es especial. El martirio es una extraña venganza contra aquellos que anhelan morir, y, lejos de disuadir, siempre recluta más mártires de los que mata. El punto importante es que este problema no existiría desde un principio si los niños estuvieran protegidos de engancharse con una droga con tal mal pronóstico para sus mentes adultas.

jueves, julio 14, 2011

Casi decidido

Estela, nuestra relación es insostenible, creo que debemos separarnos tipo 10 de Octubre, más o menos.

Te imaginarás que no voy a estar solo en mayo que es mi cumpleaños, ni me parece correcto en junio, que es el tuyo. Julio son las vacaciones de los chicos, mejor hacerlo cuando estén entretenidos con la escuela. También está el casamiento de tu hermana, y realmente tu familia no merece que le demos semejante disgusto. Además, sé que te querés estrenar el vestido. No es que dilate la cuestión con boludeces, sé lo mucho que esperaste estrenar ese vestido en el casamiento de tu hermana , y realmente te merecés una gratificación: a fin de cuentas ya tengo decidido dejarte.

Para agosto ya pedimos el tiempo compartido y no es cuestión de quedar mal con esa gente; después de todo, cuando nos separemos alguno puede seguir con eso, ¿para qué sentar un mal precedente?

En septiembre es nuestro aniversario, y seamos coherentes: no tengo tanto morbo como para pedirte la separación el mes de nuestro aniversario. Y septiembre siempre es complicado en mi trabajo, voy a estar con la cabeza en otro lado.
Me parece que en Octubre podría ser. Si surje otra cosa lo veo de nuevo, pero me parece que está casi decidido.
¿Cuándo era la operación de tu abuelo?

Yo te avisé

martes, julio 12, 2011

Pongan menos huevos



Hace unos años, Alejandro Dolina tenía un programa en la televisión en el que, al final, jugaba al fútbol con los invitados. Una vez llevó a Miguel Mateos, el de Zas, y el músico jugó espantosamente mal. Luego del fútbol mencionaron el álbum que Mateos acababa de sacar: "Atado a un sentimiento".
Y Dolina reflexionó: «'Atado a un sentimiento'...con razón jugó así...»

El comentario de Dolina tenía una intención netamente humorística, pero puede aplicarse muy seriamente a lo que viene pasando con el fútbol en general y por supuesto con la Selección Nacional. Hay una desorbitada sobreexigencia para con los jugadores, especialmente en el caso de Lionel Messi.

Hace bastante que perdimos de vista que el fútbol se trata, básicamente, de jugar al fútbol (1): las connotaciones viriles y patrióticas están, hoy por hoy, muy por encima del juego. La pasión no es una consecuencia, ni siquiera un componente secundario del juego: es un reclamo por anticipado, una especie de prueba de amor desquiciada, un corte de venas antes del primer beso (Peor todavía: una prueba constante que impide cualquier beso) . Los jugadores, antes de que se les permita jugar, tienen que demostrar que sienten la camiseta, que van a dejar la vida adentro de la cancha, que van a defender el prestigio de la Nación, que no les interesa la plata, que no son putos y que las Malvinas son argentinas. Todo eso antes de que toquen la primera pelota.


Ojo: tienen que demostrar todo eso, pero sin pasarse a la categoría de "Vendehumo". Mascherano promete que va a dejar la vida desde la propaganda de Claro, y después se siente en la obligación de ir con demasiada violencia en todas las jugadas. Y a veces suena como que está exagerando un poco, y que en realidad podría jugar mejor si no tuviera que dejar la vida a cada rato. Dejá de dejar la vida, Mascherano, que la necesitás para jugar. La verdad es que yo quisiera que prometa solamente que va a intentar darle la pelota a uno del mismo equipo. Con eso alcanza y sobra, para mí, en el caso de Mascherano.

Por supuesto, hay otros casos y otras exigencias. Messi, por ejemplo.

La tiene difícil Lionel. Él tiene que demostrar, además, que es el mejor del Mundo (2), y justificar cada uno de los euros que tiene en sus cuentas. Y además tiene que demostrar que odia a España y que ama la Argentina, y que, si fuera por él, jugaría en Newells por el honor y andaría en un Dodge 1500 verdecito.

Lo que no queda muy claro es a quién le tienen que demostrar todo eso los jugadores, y sobre todo qué recibirán a cambio de semejantes demostraciones. ¿Al Pueblo, será? ¿A cambio de Idolatría Popular? ¿Qué es lo que el Pueblo ofrece a cambio? ¿Amor Eterno? ¿Es el mismo Pueblo que ama y odia en idénticas proporciones a Diego Maradona, actualmente técnico en Dubai (¡Dubai!)?

No parece ofrecer demasiadas garantías, este Pueblo. Me parece recordar que el Diego sí cantaba el himno, y algunas cositas ha ganado, y así y todo...
Como sea, a pesar de la falta de garantías y el gataflorismo más absoluto, el Pueblo exige toda una serie de condiciones a sus representantes futbolísticos, y los representantes se sienten en la obligación de demostrar que las tienen bien puestas. Las condiciones, digo.

A propósito: pareciera que el delicado equilibrio que mencionábamos, el punto exacto entre "Pechofrío" y "Vendehumo" es una entidad mucho más deseable conocida como "Huevos". Por supuesto esta entidad es igualmente engañosa, y tan inestable como la antimateria: enseguida podés pasarte a Pecho o a Vende sin darte cuenta, solamente poniendo Huevos de más o de menos. Una mezcla de patriotismo y arte culinario, eso es lo que hay que tener...

¿Y jugar al fútbol? También, pero menos. Parece.
Cuando el equipo está jugando mal, el Pueblo no reclama que se corrija eso, sino que pongan más Huevos. Pareciera que todo se arregla poniendo más Huevos, o que el Pueblo prefiere las huevadas al fútbol.

La verdad es que los famosos Huevos son tan inhibitorios del buen fútbol como la necesidad de demostraciones patrióticas o la justificación de las cuentas bancarias. El jugador ideal no es un extraterrestre heroico y permanentemente apasionado, un guerrero todo corazón con buen cambio de frente o un abanderado de los humildes que va bien arriba. No pueden serlo porque el fútbol es un juego de equipo, y los héroes y abanderados son seres solitarios, a menudo vilipendiados justamente por sobresalir.

El jugador ideal, el más buscado, debería ser el que mejor juega en equipo, el que mejor hace jugar al equipo. El que ponga un poco menos de Huevos y un poco más de fútbol, tal vez.



(1) Me encanta cuando Riquelme dice "jugar a la pelota" en lugar de "fútbol", o cuando se aleja de las grandilocuencias de "vamos a dejar la vida", etcétera. Pero ya sabemos, por supuesto, que Román es un Pechofrío...


(2) El tema de que Messi sea considerado el mejor del mundo vino a terminar de complicarnos las cosas. Porque ya teníamos uno mejor del mundo, y bastante divididos ya nos tenía ese boludo. Ahora, encima, los tenemos que comparar entre ellos y repartir nuestro Amor-Odio entre ambos. No podíamos quedarnos simplemente con la realidad, que Diego fue el mejor de la Historia y Messi es el mejor actualmente, y alegrarnos de verlos jugar de vez en cuando en nuestro equipo, y separarlo de la vida privada de cada uno y felicitarnos de tener la suerte de ver dos enormes jugadores en la misma vida. No: lo mejor es hacerlos mierda a ambos, subrayar la cocaína de uno y la mudez en el Himno del otro, buscarle la décima pata al gato, decir que ganarle a Costa Rica no merece ni encender la tele, en fin, no disfrutar nunca nada... Por suerte nos sobra Amor-Odio como para 30 generaciones, que si no...

Messi y el Aleph

Por Juan Cruz Ruiz
Periodista español

A Borges tampoco lo quisieron mucho los argentinos, no se crean. Es el escritor más importante de su país, y una de las claves de la historia de la literatura contemporánea y mundial. Una vez Perón, que creyó que era más importante que Borges, lo puso a inspeccionar gallinas, destituyéndolo de la dirección de la Biblioteca Nacional, que parecía más apropiada a la historia de sus conocimientos. ¿Por qué? Por venganza. Acaso porque no se sabía el himno argentino. Él, Borges, iba más por un himno mundial. Por eso escribió El Aleph.

Ahora con Messi se están ensañando porque no es Dios, ni Perón, ni Maradona, ni siquiera Evita. Es que Messi es más como Borges, y eso, claro, es insoportable para los que ven el fútbol, también, como una cuestión de himnos patrióticos. En el Barça Messi ha descubierto el milagro del Aleph; él tiene en la cabeza del funcionamiento de un milagro, que es el juego al que lo ha acostumbrado Guardiola, y con ese artilugio es capaz de inventarse el mundo, y golea, hace diabluras, es feliz.

En Argentina lo han mandado a inspeccionar gallinas, lo han cuestionado porque no se sabe el himno y lo persiguen como si fuera un delincuente, porque, dicen, no cree en la camiseta que le han puesto. Eso es mentira; los que reclaman patriotismo en los genios suelen ser mezquinos. Los genios son por naturaleza universales, no se saben, no tienen por qué, las letras de los himnos; sus letras son de otro signo, y su corazón canta desde la calidad de sus propias intuiciones.
A Messi lo están aburriendo. Un día va a hacer como cuando se enfadó con Pepe, que lo atosigaba, y entonces ya se va a hacer apátrida, como Borges, que era tan argentino como Messi.

lunes, junio 20, 2011

Cenizas

Uno



Es casi imposible encontrar el tono adecuado para contar ésto, así que lo mejor será hacer de cuenta que se trata simplemente de otro relato, que bien puede comenzar así: cuando murió mi madre, hace casi tres años, decidimos cremarla con la idea de llevar en algún momento sus cenizas a Córdoba, porque mi madre amaba profundamente esa provincia. El plural nos implica a mí y a mi hermano, y como él vive en Brasil, el viaje a Córdoba siempre se postergó para un mejor momento, cuando ambos dispusiéramos del tiempo necesario.
La urna con las cenizas quedó provisoriamente en la casa de mi madre y, cuando se vendió esa casa, me la llevé a la mía.

Puede parecer medio raro. A mí ya no me lo parece, y además la idea sigue siendo hacer ese viaje, hacer alguna especie de ceremonia íntima y respetuosa, algo entre mi hermano, mi madre y yo. De manera que tener las cenizas en casa es solamente algo lógico y temporal, y privado.
Sobre todo, privado.
La urna, por supuesto, no está a la vista, y no le cuento estas cosas a nadie.

Si lo cuento ahora acá es porque nadie de mi familia me lee, y porque las cosas cambiaron, las cenizas volvieron a cambiar de ubicación y ahora puede parecer un relato si uno lo cuenta.


Hace unos meses mi hermano decidió que vendría con su familia a pasar sus vacaciones de invierno en Buenos Aires. Arreglamos que se quedaran en casa y que yo me mudara por una semana a casa de mi novia (mi departamento es muy chico, y ellos son tres, y sobre todo queremos que mi sobrinita de once años esté cómoda)

Justamente, en algún momento salió el tema de mi sobrinita y de las cenizas y de lo chiquito que es mi departamento, y mi hermano me pidió que las ocultara bien o, si fuera posible, las retirara por un tiempo.

Pensé que para una nena curiosa, de vacaciones y por primera vez en casa del tío, mis escasos metros cuadrados no ofrecían ninguna posibilidad de esconder nada. Y pensé que tampoco podía caerle a mi novia con el bolso en una mano y las cenizas en la otra. Por lo menos, no sin impresionarla un poco. Y tampoco podía intentar ingresarlas de contrabando en casa de mi novia, porque he leído mucho a Stephen King y sé que esas cosas terminan de manera horripilante.

De manera que las guardé en el único lugar que todavía me garantiza cierta privacidad: el baúl de mi auto.

Las cenizas están ahí desde el viernes, y todavía no he tenido que decírselo a nadie. No me ha parado la policía ni nadie quiso guardar un bolso por su cuenta, por lo que creo que fue una buena decisión.

Ayer fue un día feo, y mi hermano y su familia se la pasaron encerrados en Unicenter, de manera que hoy, en cuanto vimos que hacía buen tiempo, decidimos ir todos a Temaikén. En mi auto, por supuesto.

A la vuelta pasábamos cerca de la que fue la casa de mi madre y a mi cuñada se le ocurrió mostrársela a la nena. Los llevé, estuvimos unos minutos viendo la casa desde el auto, y comprobamos que le están haciendo muchas reformas.

Cuando nos íbamos, mi cuñada comentó en voz muy baja:
- Ah, cómo extraño a tu madre...

Yo no dije nada, pero mentalmente empecé a tomar notas parecidas a ésta.

Aguante Belgrano

En la semana de la Bandera, somos todos de Belgrano.

Viva la Patria.

La puta que vale la pena estar vivo.









viernes, junio 17, 2011

Devolvé la guita, Waters

Devolvé la guita, ladrón.
Es un engaño, una estafa, es aprovecharse de la buena fe de la gente hacer el concierto y no avisar que iba a aparecer Gilmour.
No se puede jugar así con el miocardio, Roger...

Londres, 12 de Mayo de 2011:

lunes, mayo 16, 2011

Un abuso repetido


Es cierto lo que dice Almeyda.
Yo creo que a esta altura ya hay que hablar directamente de violaciones reiteradas y alevosas...


.

sábado, abril 23, 2011

Microondas


Nunca le tuve confianza al microondas. La primera vez que noté algo raro fue cuando quise calentar unas empanadas de pollo. Calentar, se calentaron, pero el gusto no era a pollo: era cualquier cosa menos pollo. Obviamente, la mayoría le echó la culpa a "El noble repulgue" o a las hormonas que le meten a los animalitos. Yo no dije nada, pero para mis adentros pensé en las vibraciones moleculares.

Millones de microondas por segundo, millones de pulsos electromagnéticos bombardeando la carne, calentando seguramente, modificando quizás, penetrando hasta lo más recóndito para agregar energía y tal vez algo más...

Igual me comí las empanadas, y para mí tenían gusto a gremlin.

Pero yo sé (y mi familia también) que soy medio paranoico. Por eso no dije nada la segunda vez, cuando metí un pastel de papa y saqué una especie de hamburguesa gigante, durísima y de un indisimulable color gris. No había ni rastros del puré de papas y casi no tenía gusto a carne, pero a los chicos les encantó y se la devoraron. Era igual a McDonald's, dijeron.

Así que por un tiempo me acostumbré a meter una cosa al microondas y que saliera otra, a veces un poco parecida al original.
A veces nada que ver.
Cuando me preguntaban qué había para comer yo siempre decía: "Ah, sorpresa".

Estuvimos bien mientras las cosas fueron medianamente comibles. Después el horno fue haciendo cosas más complejas, como si hubiera incrementado su capacidad de transformación. Un día puse unas porciones de pizza y saqué una cosa amorfa, palpitante, que terminó en la basura.
Otro día metí un estofado, y apareció Funny, y no lo pude tirar.

Cuando llegaron los chicos del colegio primero se enojaron de que yo no tuviera la comida lista, pero cuando lo vieron a Funny se les pasó el enojo.

No sabemos muy bien qué es, pero es adorable. Es así como sin pelos, como con una pielcita nomás y unos ojazos compradores, y una colita graciosa. Ladra o hace algo parecido, y tiene un olorcito a estofado para nada desagradable.

Desde ese día no usé más el microondas, pero a veces estoy tentando de meter a Funny y ver qué pasa. Lo adoramos así como es, pero a mí me gustaría que tuviera pelos ahora que se viene el frío, y además nuncá probé el microondas en Shuffle.


lunes, abril 18, 2011

Oblogo insiste



Otra vez los chicos de Oblogo han cometido la insensatez de publicar algo mío. Así les va a ir...

(Muchísimas gracias!)



jueves, abril 07, 2011

¡Llamen a Christopher Walken!


"La zona muerta" es una película basada en la novela homónima de Stephen King. Narra la vida de Johnny Smith (Christophen Walken), el cual, luego de pasar varios años en coma, despierta con el poder de ver el futuro de las personas que toca. Johnny descubre varios misterios locales, pero la historia alcanza el clímax cuando Johnny se cruza con Greg Stillson (Martin Sheen).

Stillson es un sicótico, ex turbio vendedor de Biblias, ex turbio agente de bienes raíces, ex turbio alcalde de un turbio pueblo de New Hampshire y que ahora se postula (turbiamente) para la Cámara de Representantes. Desde que está metido en política, el estilo tosco de Stillson provoca más bien verguenza ajena y miradas peyorativas, pero... el tipo sigue subiendo en las encuestas.

La gente (poca al principio, mucha después) le festeja las payasadas, confunde el discurso patético de Stillson con sencillez campechana, confunde los "regalos" del político con generosidad, confunde las bravuconadas con valentía, la mojigatería con la fe y la moral.

Stillson dice ser un instrumento de Dios (otro más), y a mucha gente le encanta.


Todo eso lo ve Johnny Smith cuando estrecha la mano de Stillson. Pero ve más: ve a Stillson increíblemente convertido en Presidente de los Estados Unidos; lo ve desencadenando una guerra nuclear de niveles apocalípticos.

Y por eso decide matarlo...

A mí me encantan las historias de conspiraciones, tengo que admitirlo. Me encantaban Los expedientes X, y estoy investigando por mi cuenta qué hay de cierto en que luna es un satélite artificial , colgado ahí para espiarnos andá a saber por quién. No me las creo, pero me gustan: me novelan la realidad y me mantienen entrenado el pensamiento lateral, digamos. Y también me gustan las analogías.

Será por eso que cuando lo vi al diputado salteño Alfredo Olmedo (el "Príncipe de la soja", el homófobo de "tengo la mente cerrada y la colita también") con la campera y la gorrita amarilla, diciendo que la solución para la droga es que vuelva el servicio militar obligatorio, me recordó muchísimo a Stillson y su casquito de obrero de la construcción; cuando me enteré que Olmedo habla contra el clientismo político pero sortea una Hilux (amarilla) entre los que van a sus actos, cuando me enteré que piensa postularse para Presidente...me acordé del sicótico de la película.



Cuando me enteré que el moralista Olmedo tiene juicios por trabajo esclavo en sus campos de La Rioja y que usó una foto de Messi de la que Lio no tenía ni idea que le habían sacado ("Qué sé yo...tánta gente se saca una foto conmigo en los aeropuertos...Nunca pensé que la iban a usar para algo así..."), cuando escuché que el diputado estaba "de novio" con Rocío Marengo ("¡Mis compañeras fuman marihuana!"), cuando me enteré que el ídolo de Olmedo es Dios...me acordé de la película.


Y caí en la cuenta de que no tenemos un psíquico como Johnny Smith: convengamos que las predicciones de Lilita Carrió son peores que las de Horangel. Y además que no la veo a Lilita agarrando un rifle. Sobre todo no la veo escondiéndose entre las butacas de un teatro para dispararle: el cinturón gástrico no da para tanto.

Por ahí yo soy un poco paranoico, pero a este país lo gobernó gente con discursos y métodos muy parecido al de Olmedo; tenemos diputados cuyo único mérito es tener guita y slogans ("Votame, votate. Alica, alicate...": los chistes los ponemos de nuestro bolsillo, pretendiendo burlarnos los hacemos quedar simpáticos y los tipos asumen y después van por más); a lo mejor una mina linda al lado, o varias, porque la imagen de ganador garpa. Y un par de frases, o hasta palabras sueltas: inseguridad, droga, orden, moral, Digo lo que dice la gente, No al aborto, Acá hay que volver al respeto...

Olmedo, el príncipe sojero, tiene la suerte de que nadie en los medios lo toma en serio: pésimos periodistas lo invitan sin documentarse, sin poder repreguntar. Pensando, seguramente, que lo van a manejar de taquito. Le facilitan muchísimo la campaña a Olmedo, y el tipo suele dejarlos bastante mal parados.
A mí ya no me hace gracia que lo inviten a esos programas para "burlarse" del tipo.
Yo lo que quiero es que llamen a Christopher Walken.






jueves, marzo 10, 2011

El Maestro

Al maestro Bermúdez lo apreciábamos por muchas cosas, pero sobre todo por su proverbial inocencia, por su absoluta falta de malicia y dobles sentidos. Lo valorábamos, por supuesto, por su prosa elegante, por ser el escritor insigne de Lugano, por su ya legendaria obra poética y por su enorme capacidad pedagógica; buscábamos siempre su mesa en el bar, o lo invitábamos a la nuestra, y el maestro accedía siempre con la humildad de los grandes. Pero nunca dejaba de asombrarnos que un tipo tan inteligente y culto fuera a la vez tan simple, tan pajarito como para no ver una segunda intención que a veces era directamente alevosa. Nos asombraba pero nos encantaba que el maestro fuera así, tan angelical, tan sano. Alguien decía, por ejemplo:

- Hoy voy a tratar de darle de comer a la nutria, hace como un mes que no prueba nada, pobrecita.

Y el Maestro preguntaba:

- ¿Usted tiene una nutria? ¿Y aguanta tanto tiempo sin comida?

A veces era desesperante, el Maestro. Algunos no le creían cuando preguntaba cosas así, o cuando era él mismo el que relataba cosas desopilantes y todos tratábamos de descubrirle una media sonrisa, una señal de que estaba jodiendo o buscando complicidad. Como cuando contó que fue a verlo la Cinthia Goretta con unos poemas eróticos que había escrito ella misma. Y todos la conocíamos a Cinthia, sabíamos lo atorrantita que era y cómo se vestía, y que tenía más puestas de espaldas que el Caballero Rojo. Más perforaciones que Texas, decía Luisito, y el Maestro lo miraba sin entender y nos seguía contando que no solamente la hizo pasar y obviamente le escuchó los poemas, sino que le parecieron bastante buenos, muy osados pero bien escritos, intensos.

- Movilizadores – decía el Maestro, y todo el bar contenía la risa, tentadísimos de agregar por lo menos 20 opciones de cosas que podía movilizarnos la Cinthia a cualquiera de nosotros. Pero al maestro Bermúdez no. El Maestro había escuchado de boca de la propia autora que la Cinthia quería que la poseyera un unicornio lúbrico, que quería desintegrarse en un orgasmo como de lava precámbrica, que por las noches gritaba en silencio tu nombre y no sólo con la boca sino con los orificios más diversos y dispuestos. Nos imaginábamos, por supuesto (y el ambiente sórdido del bar ayudaba bastante), a la Cinthia arrebujada en el viejo sofá de Bermúdez, en minifalda y descalza, declarando con evidente emoción que quería cantar a dúo la inefable sinfonía de los cuerpos desnudos.

La ilusión se derrumbaba inexorablemente cuando nos imaginábamos, también, que el Maestro la había escuchado sin que se le alterara el pulso, sin que las imágenes irremediablemente se le transformaran en una invitación, sin verla como a una atorrantita que muy probablemente se le estaba ofreciendo; atento, en todo caso, a una aliteración mal formulada o a una metáfora deslumbrante. Bermúdez nos demolía cualquier ilusión degenerada, pero al mismo tiempo lo admirábamos más.

Porque no era un viejo chocho, lo del Maestro no era reblandecimiento ni cosa por el estilo. Andaría por los 60, pero era un tipo fuerte, de campo, bien cuidado. No era por senilidad o tontería, era inocencia genuina y falta de maldad. En todo caso al Maestro no podía verle otro lado a algunas cosas. No le salía, ni lo divertían esas cosas, y había que aceptarlo así.

- El tipo es un poeta - razonaba Marinelli -, anda siempre en su nube de pedos. Se cuelga de los heliotropos, ¿me entendés? Capaz que se queda extasiado con cosas que para nosotros son pelotudeces, y se le escapan las pelotudeces que a nosotros nos divierten.

- Pero no son cosas tan excluyentes, che. Podés ser poeta y entender los chistes.

- Y además es un tipo de barrio, Marinelli, no es un Lord Byron como para no seguir una conversación de café.

Al final siempre lo justificábamos de alguna forma, porque lo queríamos al Maestro y además porque nos dolía pensar que en otros ambientes tal vez fueran menos piadosos. Porque hay que reconocernos que jamás, en los años que frecuentamos al maestro Bermúdez, jamás alguno de nosotros le faltó el respeto o se abusó de su inocencia o lo tomó de punto. Y nos imaginábamos que no en todos los grupos le harían esa deferencia, menos todavía en algunos círculos intelectuales donde tal vez lo vieran como a un inferior o como una vieja reliquia que convenía descartar. Entonces lo analizábamos a veces mientras él no estaba, lo criticábamos un poco, pero en cuanto lo veíamos aparecer le dábamos el lugar que se había sabido ganar, a pesar de la ingenuidad del Maestro.

Contemporizábamos, y hacíamos bien. En el fondo nosotros nunca lo vimos como a un boludo, y yo creo que por eso nos sentimos tan contentos al final de esa noche que había empezado tan mal. Ni me acuerdo quién lo trajo a Goretta esa noche, porque realmente no era amigo de ninguno: lo más probable es que no haya venido invitado, que Goretta anduviera de casualidad por el bar y como era el mecánico de los autos de varios, simplemente habrá saludado y se quedó en la mesa. El Maestro llegó más tarde ese día, como todos los jueves, y estaba particularmente distraído, contento por algún motivo desconocido, soñador. En su nube de pedos, digamos.

El mecánico lo sacó de entrada a Bermúdez, le advirtió la ternura y en cuanto pudo lo cacheteó. El Maestro dijo en un momento "Qué linda noche, ¿no?" y Goretta dijo muy bajito: "Pa' culearlo". Alguno se rió inevitablemente, pero sólo hasta que cayó en la cuenta de que era Bermúdez el destinatario, y al maestro no se le hacían ni siquiera esos retruques de primaria. Al rato Marinelli contaba que le habían pasado un dato para la cuarta de Palermo, pero no tenía mucha confianza, decía, porque el datero era una máquina de generar sapos, pero Marinelli nos avisaba de todas formas por si alguno quería jugar unos boletos. Él mismo iba a anotarse con 50 nacionales, porque si el burro llegaba a ganar y él no se había prendido iba a tener que cercenarse la poronga a la altura del codo, más o menos. Unos cuantos dijeron que querían participar y Marinelli los anotaba en una libretita.

- A mí me gustaría prenderme, Marinelli - dijo el Maestro.

- Cómo no - dijo Marinelli - pero mire que no hay garantías, maestro. El último caballo que me datearon todavía está corriendo...

- Y bueno, pero el que no arriesga no gana, ¿no?

- ¿Cuánto le anoto, maestro?

- ¿Cómo se llama el caballo?

- Se llama Blue Insider, es un nieto de Potrillazo...¿le interesa el pedigree, Maestro?

- No, es que si no me gusta el nombre le juego poquito.

- Ah, no, es un boludo importante - dijo el mecánico y después directamente le gritó a Bermúdez:- Señor, acá hay otro que se llama Mitripazo, ¿le gusta?

- Bueno, sí...

- ¿Le gusta Mitripazo? - y se cagaba de risa Goretta, se le saltaban las lágrimas y le decía al de al lado: - ¡Es un tarado!

- Pero igual - le explicaba el Maestro - ya me comprometí con el señor Marinelli, y entonces...

Lloraba de la risa, el mecánico, y nos hacía sentir bastante culpables.

Muy pronto, antes de que verdaderamente la sangre llegara al río, los poquitos que todavía le hacían un coro mínimo al mecánico se llamaron a silencio, y el mecánico debe haberse aburrido. En cuanto llegó la noticia de que el caballo de Marinelli había entrado noveno, Goretta se levantó para irse.

- ¿Se da cuenta? - le dijo al Maestro al saludarlo- tendría que haberse prendido de Mitripazo.

- La verdad que sí - dijo el Maestro con tristeza, y el otro se fue aguantando la risa.

El Maestro preguntó al rato quién era este muchacho que se acababa de retirar, y le dijeron que era Goretta, el mecánico.

- Es el padre de la Cinthia, Maestro, ¿se acuerda? ¿La chica que le fue a leer poemas aquella vez?
- Ah - dijo el maestro, y enseguida empezó a reírse. Trató de contenerse un momento y después estalló en carcajadas enormes, incontenibles - Sí, sí, ¿cómo no recordarla si viene todos los jueves a casa? Por eso llego más tarde los jueves.

- ¿Le sigue llevando poemas?

- No, le viene a dar de comer a mi nutria - dijo el Maestro estrenando una sonrisa cínica - Y hay que ver el cariño que le ha tomado.



miércoles, febrero 09, 2011

Nueva modalidad de robo




Eran las 17:24 del miércoles, Argentina le ganaba 1 a 0 a Portugal pero la pasaba mal, y entonces sonó el teléfono. Maldije a los inoportunos que no miran fútbol, pero atendí:

- ¿Hola?

- Buenas tardes. Con el señor Sergio Muzzio, por favor.

- Sí, él habla.

- Señor Muzzio, ante todo perdón por interrumpirle el partido...

- No hay problema - mentí, felicitando mentalmente al tipo por haber adivinado lo que yo estaba haciendo y por tener el tacto de pedir perdón. Creo que me cayó bien instantáneamente.

- Bien, señor Muzzio, queríamos avisarle que somos ladrones y estamos al otro lado de su puerta...¿sería tan amable de facilitarnos la entrada?

- ¿¿Quién habla??

- Ah, no. No es conveniente que yo le dé ese tipo de información, como usted comprenderá, pero le aseguro que no conoce a ninguno de los 3 y que no se trata de una broma. ¿Por qué no observa por la mirilla?

Con el pulso un tanto acelerado me acerqué a la mirilla y, efectivamente, había 3 tipos del otro lado. Uno, alto y flaco, tenía un celular en la oreja y, al escuchar mis movimientos, saludó con una inclinación de cabeza. Los otros eran un negro gigante y un gordito colorado y petiso. Me dio un miedo tremendo, pero tuve que reconocer que parecían amables. Tal vez el saludo del flaco me desubicó, y por eso no corté inmediatamente.

- ¿Qué quieren? Retírense inmediatamente o llamo a la policía.

- Señor Muzzio, déjeme explicarle: ésta es una nueva modalidad de robo, la llamamos "la sincera". Algunos querían ponerle "la amable" o "la educadita": habrá notado que tiene un poco de todo eso, pero nos pareció preponderantemente sincera. En pos de esa sinceridad, le aconsejo que haga lo que le digo y sobre todo que no llame a nadie. De lo contrario la semana que viene seguramente nos tendrá de nuevo por aquí, pero interpretando "la violenta" o directamente "el baño de sangre".

- Pero...

- Señor Muzzio, usted sabe cómo es ésto, deben haberle llegado al menos 20 cadenas de mails previniéndolo de cada "nueva modalidad". Hay listas de estas cosas en Internet, señor Muzzio.

- Sí...

- Y habrá notado asimismo que los robos no cesan, que los ladrones nos las ingeniamos para seguir choreando. Es que estamos un par de pasos adelante de la gilada. Sin ofender.

- ¿Y qué es lo que proponen? - pregunté, ya medio convencido.

- Bueno, verá. Usted es el primero que achacamos con "la sincera". Sepa que todo atraco implica mucho trabajo y que siempre hay un riesgo. El objetivo de "la sincera" es minimizar ambos: menos laburo y menos riesgo. Nosotros no inventamos ni actuamos ninguna historia y usted colabora tranquilamente y ni se le ocurre resistirse o manotear algún arma escondida. Y como atención especial, por ser el primero, esperamos a que termine el partido antes de vaciarle la casa.

- ¿Y van a esperar ahí afuera? - dije yo increíblemente.

- No sé...¿tiene café?

Yo tenía café, y nobleza obliga: los tipos eran sinceros y amables y yo no quería mentirles, y la verdad es que "el baño de sangre" me había causado mucha impresión. Los hice pasar, nos acomodamos los 4 en el futón y sufrimos a Cristiano Ronaldo y su troupe hasta el último minuto. Nos abrazamos cuando La Pulga metió el penal: incluso el petisito me dio un par de besos. Cuando terminó el partido me pidieron permiso y se pusieron a trabajar en serio.

Antes de irse, ya con la casa vacía y conmigo en calzoncillos, me recomendaron que haga dieta y que cambie en forma urgente mi vestuario de ropa interior. Evidentemente, "la sincera" puede ser una modalidad mucho más cruel de lo que aparenta, así que ojito.




Para Mariel,

que me avisa todas estas cosas




miércoles, febrero 02, 2011

Oblogo-Speedy-Muzzio


La inquieta gente de Oblogo abrió hace muy poquito un site nuevo, en un proyecto conjunto con Speedy, y con la misma filosofía de divulgar material obtenido de blogs. Como todo buen proyecto tiene algún punto débil, han incorporado un relato mío. Véanlo antes de que se aviven y lo saquen.

Muchas gracias a los chicos de Oblogo, como siempre.

martes, febrero 01, 2011

Atenção, por favor


Carabelas "El Negro" anuncia el inminente arribo de su nave "Serginho I" al puerto de Santa María de los Buenos Ayres.

El capitán fiscalizará el correcto desembarco del pelado Muzzio, y luego procederá a sortear sus calzas amarelas entre los concurrentes a la recepción.

Muito obrigado.
.
...

miércoles, enero 05, 2011

Parte médico



Este blog permanecerá en estado catatónico hasta el primero de Febrero. Es probable que entretanto tenga algún espasmo, un reflejo, pero de ninguna manera deberán interpretarse como signos de reactivación.

Mostraba señales de fatiga desde octubre, casi no hablaba, de manera que consideramos oportuno ponerlo en coma farmacológico, trasladarlo de urgencia a una clínica en Brasil, y no joderlo mucho hasta Febrero.

Cabe la posibilidad de que fenezca, pero la consideramos remotísima.
Habrá que aguantarlo a la vuelta.

Muchas gracias.