viernes, julio 15, 2011

"Gerin Oil"


Por el Dr. Richard Dawkins
Traducción de Santiago Bilinkis

El aceite de Gerin (“Gerin Oil") (o Geriniol para darle su nombre científico) es un potente fármaco que actúa directamente sobre el sistema nervioso central, produciendo una variedad de síntomas, a menudo de naturaleza anti-social o de auto-daño. Puede modificar permanentemente el cerebro infantil para producir trastornos en la edad adulta, incluyendo ilusiones engañosas peligrosas que son difíciles de tratar. Los cuatro condenados vuelos del 11 de septiembre de 2001 fueron resultado del aceite de Gerin: en ese momento los diecinueve secuestradores estaban drogados con esta sustancia. Históricamente, el Geriniolismo fue responsable de atrocidades tales como la caza de brujas de Salem y las masacres de indígenas sudamericanos por los Conquistadores. El aceite de Gerin alimentó la mayoría de las guerras de la Edad Media y, en tiempos más recientes, la carnicería ocurrida en la partición del subcontinente indio y de Irlanda.

La intoxicación con aceite de Gerin puede conducir a personas anteriormente sanas a huir de la vida humana habitualmente plena y recluirse en comunidades cerradas de adictos confirmados. Estas comunidades suelen limitarse a un sólo sexo, y enérgicamente, a menudo obsesivamente, prohiben la actividad sexual. En efecto, una tendencia hacia la extrema prohibición sexual aparece como un tema recurrente en medio de todas las coloridas variaciones de sintomatología del aceite de Gerin . El aceite de Gerin no parece reducir la libido en sí, sino que con frecuencia lleva a una preocupación para reducir el placer sexual de los demás. Un ejemplo actual es la lasciva manera en que muchos ‘Aceiteros’ habituales condenan la homosexualidad.

Al igual que ocurre con otras drogas, el aceite de Gerin refinado en dosis bajas es mayormente inofensivo, y puede incluso servir como ‘lubricante social’ en ocasiones como matrimonios, funerales y ceremonias de Estado. Los expertos difieren sobre si ese tipo de tropiezos, aunque inofensivos en sí mismos, son un factor de riesgo para recaer en formas más adictivas de la droga.

Dosis medianas de aceite de Gerin, aunque no peligrosas en sí mismas, pueden distorsionar la percepción de la realidad. Creencias sin ninguna base cierta se vuelven inmunes, por los efectos directos de la droga sobre el sistema nervioso, contra las pruebas del mundo real. A los ‘Cabezas de aceite’ se los puede escuchar hablar con el aire o murmurarse a sí mismos, aparentemente en la creencia de que los deseos privados así expresados se harán realidad, incluso a costa del bienestar de otras personas o de una leve violación de las leyes de la física. Este trastorno de ‘autolocución’ es a menudo acompañado de extraños tics y gestos de manos, estereotipos maníacos como mover rítmicamente la cabeza hacia una pared o el Síndrome Obsesivo-Compulsivo de Orientación (SOCO: mirar hacia el este de cinco veces al día).

El aceite de Gerin en fuertes dosis es alucinógeno. Quienes consumen mucho pueden llegar a oír voces en su cabeza, o experimentar ilusiones visuales que les parecen tan reales que hasta suelen tener éxito persuadiendo a otros de que lo son. Una persona que describe convincentemente alucinaciones de alto grado puede ser venerada, e incluso seguida como una especie de líder, por otros que se consideran a sí mismos menos afortunados. Esa patología del seguidor puede perdurar mucho después de la muerte del líder, y puede llegar a convertirse en una suerte de psicodelia bizarra, como la fantasía caníbal de beber la sangre y comer la carne del líder.

El abuso crónico de Geriniol puede producir “malos viajes”, en los que el usuario sufre terribles delirios, incluyendo el temor de ser torturado, no en el mundo real, sino en un mundo de fantasía post-mortem. Malos viajes de este tipo están vinculados con un mórbido sentimiento de culpa que es tan característico de esta droga como el miedo obsesivo a la sexualidad, que ya se señaló. La cultura del castigo fomentada por el aceite de Gerin oscila del ‘golpe’ al ‘latigazo’, al ‘apedreamiento’ (especialmente de adúlteras y víctimas de violación), y también la ‘demanifestación ‘ (amputación de una mano), hasta la siniestra fantasía del “alo-castigo”, o sea, la ejecución de un individuo para expiar los pecados de los demás.

Usted podría pensar que una droga potencialmente tan peligrosa y adictiva encabeza la lista de estupefacientes prohibidos, con penas ejemplares por impulsarla. Pero no, es fácilmente obtenible en cualquier parte del mundo y ni siquiera se necesita una receta. Los traficantes profesionales son numerosos y, organizados en cárteles jerárquicos, comercian abiertamente en las esquinas y en edificios hechos para tal propósito. Algunos de estos cárteles son expertos en engañar a pobres desesperados por alimentar su hábito. Algunos “Padrinos” (“Godfathers”) ocupan posiciones influyentes en las altas esferas, y susurran al oído de la realeza, de presidentes y primeros ministros. Los gobiernos no sólo hacen la vista gorda al comercio, sino que le otorgan exención de impuestos. Peor aún, subvencionan las escuelas creadas con la precisa intención de lograr enganchar a los niños.

Fui impulsado a escribir este artículo por el rostro sonriente de un hombre feliz en Bali. Él estaba celebrando extáticamente su sentencia de muerte por el brutal asesinato de un gran número de turistas inocentes a los que nunca había conocido, y contra quienes no tenía ningún rencor personal. Algunas personas en el tribunal se sorprendieron por su falta de remordimiento. Lejos del remordimiento, su respuesta fue de un evidente regocijo. Golpeó el aire, con delirante alegría porque iba a ser ‘martirizado’, para usar la jerga de su grupo de abusadores. No nos equivoquemos, la sonrisa beatífica, mirando hacia adelante con un placer incontaminado a su pelotón de fusilamiento, es la sonrisa de un drogadicto. Aquí tenemos el arquetipo del usuario sin límites, dopado con puro aceite de Gerin, pesado y de alto octanaje.

Sea cual sea su punto de vista sobre las teorías de la venganza y la disuasión de la pena capital, debería ser obvio para usted que este caso es especial. El martirio es una extraña venganza contra aquellos que anhelan morir, y, lejos de disuadir, siempre recluta más mártires de los que mata. El punto importante es que este problema no existiría desde un principio si los niños estuvieran protegidos de engancharse con una droga con tal mal pronóstico para sus mentes adultas.

2 comentarios:

Juan Sebastián Olivieri dijo...

Extraordinario. Muy buena conclusión
Gracias por darlo a conocer

Sergio Muzzio dijo...

Gracias a Santiago por la traducción y publicación original en su excelente blog.