miércoles, agosto 23, 2006

Este blog es de sexo,

sólo sexo y nada más que sexo!!!

Bueno, no realmente. Pero analizando las estadísticas, parece que eso es lo que buscan los que finalmente caen por acá:



Sacando al del ventilador de techo, el resto quiere jodita. Así que me calenté (me enojé, quiero decir) y escribí un cuentito hot pensando sobre todo en el que puso "sexo con mi hermana" (con la tuya). Al mismo tiempo, es un ejercicio de taller y cumple con la consigna de elegir un punto de vista y continuar el relato.
Agarrate.


Sergio Muzzio – 23/08/2006

(1º persona)
Cuando me vi libre del peligro de ser descubierto, no recuerdo haber sentido ningún remordimiento por lo que respecta a mi hermana. Pero apreciaba a Juan, y al pensar en él no me resultaba fácil sosegar mi conciencia. La idea de que tenía que confesarle la verdad me torturaba continuamente.

(2º - el narrador le habla al personaje, o el personaje se habla a sí mismo)
Cuando te viste a salvo de que alguien te descubriera, se te pasó cualquier remordimiento con respecto a tu hermana. Pero apreciabas a Juan, y al pensar en él no te resultaba fácil sosegar tu conciencia. La idea de tener que confesarle la verdad te torturaba continuamente.

(3º - el narrador no participa ni se involucra. Puede ser omnisc, no omnisc, Focalizada, donde al narrador se identifica)
Cuando se vio libre del peligro de ser descubierto, no sintió ningún remordimiento con respecto a su hermana. Pero apreciaba a Juan, y al pensar en él no le resultaba fácil sosegar su conciencia. La idea de que debía confesarle la verdad lo torturaba continuamente.


Puntos de vista

Y pensar que no querían comprarte el celular con cámara incluida. Como si lo hubieran adivinado, pendejo. Pero insististe, te pusiste cargoso y hasta extorsionaste con lo del fallido regalo de Navidad. Hacerle eso a tu vieja, refregarle lo del regalo, fue una guachada mayor. Pero te dio resultado, tu vieja se sintió culpable por haberse equivocado de muñeco en Diciembre y te compró el celular. Ahora, a los 8 años, estabas a la par de tu hermana de 16, con ese celular brillante que le mostraste a los chicos del barrio tratando de disimular un poco tu alegría desbordante.

Lo de fotografiar a tu hermana se te ocurrió un poco después.
Hacía poco que la espiabas cuando se vestía y una vez te habías animado a treparte desde el jardín a la ventana del baño mientras se bañaba. Pero era un riesgo demasiado grande, incluso alguna vez estuviste casi seguro de que te había visto, y la cosa no te daba mayores satisfacciones, ni siquiera entendías bien por qué lo hacías. Tenía el encanto de lo prohibido, pero más allá de eso era una aventura intrascendente que te dejaba con la sensación de arriesgarte por nada. Sé que eso cambió cuando lo dijiste sin querer en un cumpleaños. Alguien había hecho la pregunta, y vos dijiste que sí, que habías visto a una mujer desnuda. Cuando te apretaron para que digas a quién, dudaste. Pero al mismo tiempo te diste cuenta de que no tenías salida, nadie iba a creerte otra cosa, las opciones eran tu mamá o tu hermana. Y dijiste la verdad, porque no te hubieras animado a mentir con semejante cosa metiendo a tu vieja en el medio. Así que tiraste la respuesta y viste cómo el grupo se te subordinaba de inmediato: incluso chicos mayores te miraron con admiración. Claro que sabías que tu hermana era linda, aunque nunca lo admitieras. Para vos la belleza todavía tenía que ver únicamente con ojos celestes y cabellos rubios. Sólo recientemente habías empezado a fijarte en el resto del cuerpo, en los pechos en general y en las tetas de tu hermana, grandotas y paradas, en particular.
Cuando los chicos te pidieron detalles, una prueba, sentiste que pisabas arenas movedizas. Porque la prueba la tenías ahí mismo, en tu celular. Pero mostrar las fotos podía ser igual a pasar de ídolo a degenerado, y además iba a ser imposible que ninguno hablara y que el asunto no llegara incluso a oídos de tu familia. Te decidió la apuesta con Hernán, el líder natural del grupito. Porque él también había percibido tu respuesta como una amenaza, y quiso recuperar terreno. Entonces te había desafiado, se te había reído en la cara tratándote de mentiroso, de pendejo mentiroso. Tuviste la lucidez de no darles el gusto demasiado pronto; de repente te diste cuenta de que el resto asistía mudo al diálogo entre Hernán y vos y te gustó ese poder repentino. Y además, ya tenías la prueba que te pedía Hernán, ese grandote Hernán de 12 años que de repente parecía asustado y en el fondo se le advertía que ya te estaba admirando también.
Así que te quedaste callado y con una sonrisa, y los dejaste que se agrandaran, que te cargaran entre todos hasta que apareció la apuesta. Primero escuchaste lo que querías oír, que había varios que se morirían si veían una foto de tu hermana en bolas, que darían no se qué por verla.
Por fin le dijiste a Hernán, mirándolo sólo a él, fijamente:
- ¿Qué apostamos?

Me dijo Juan que le hizo gracia cuando le contaste esta parte. Más allá de la indignación y las ganas de cagarte a trompadas, esta parte le había dado risa a Juan. Porque te imaginó inflando el pechito contra el del otro nene, con apenas 8 años y haciendo apuestas que incluyen minas en pelotas. Claro que Juan nunca iba a decirte ésto. Pero sigamos.


El tiempo que te demoraste hasta hacer la apuesta, te dio la posibilidad de ver todo en pespectiva: ibas a mostrar una prueba, una sola, pero no en ese momento y no a todos. Ibas a mostrarle una foto a Hernán, pero no directamente del celular sino impresa. Eso iba a dejar por lo menos dudas acerca de cómo la habías conseguido. En caso de que a Hernán le importara eso, claro. En caso de que a Hernán le importara más eso que ver a tu hermana completamente desnuda, en la cama y con las piernas abiertas, como posando.
Así que habías ganado la apuesta, 10 pesos y un juego original para la computadora. Pero por sobre todo habías ganado prestigio, el propio Hernán se encargó de ponerte por las nubes. A vos y a tu hermanita, claro.
Después de eso no hubo más apuestas. Pero sí hubo más fotos y muchos pedidos para ver “la” foto, y a algunos se la mostraste a cambio de algo. Nadie supo que tenías más de cincuenta fotos. Ni siquiera Juan.
Hablando de él, nunca entendimos qué fue lo que realmente te pasó, por qué de repente tuviste un cargo de conciencia insoportable con Juan. No tenías ningún remordimiento con tu hermana, pero con Juan sí. Te torturó la culpa hasta que se lo contaste. Debe haber sido muy difícil para vos, porque apreciabas mucho a Juan, y él a vos, era el novio de tu hermana desde hacía años y siempre te trató como si fueras especial, a pesar de la diferencia de edad. Así que un día lo llamaste y le dijiste que querías verlo, solo. Hacía meses que andabas con el celular y casi no podías creer las fotos que habías conseguido de tu hermana. Juan se preocupó, porque te notó angustiado de veras. Y cuando le contaste lo lastimaste mucho, porque le parecía terrible lo que estabas haciendo, pero vos te quebraste en un llanto desgarrado y entonces Juan se dio cuenta de que se te había ido de las manos, que el juego perverso se te había vuelto en contra de repente, que te mezclaste en cosas demasiado jodidas para tu edad. Y Juan tuvo que calmarte, apenas pudo retarte un poco y decirte que bueno, que él mismo iba a encargase de arreglar todo con tu hermana, porque tu hermana tenía que saberlo, era mejor eso a que se enterara por otro lado. En cuanto pudo apaciguarte un poco te hizo prometer que todo se terminaba ahí, incluso borraste las fotos delante de Juan. Fue lo mejor, viéndolo ahora a la distancia.
Porque a mí también el asunto se me había ido de las manos, y ahora estaba Juan. Pero desde la primera vez que te pesqué fotografiándome supe que jugábamos con fuego. Yo también me sentía estremecida cuando sabía que me estabas espiando, y adivinaba que mis fotos andaban torturando a tus amiguitos, esos mismos nenes que me miraban y enrojecían cuando venían a casa, y a mi me gustaba.





Nota: Los que encuentren similitudes entre este cuento y el "Hernán" de Abelardo Castillo, me halagan profundamente.

11 comentarios:

xxx FroggieS xxx dijo...

¡Muuuy bueeno!
Lo leí de un tirón y me divirtió, además de impresionarme la resolución de la consigna. Y me gustó también cómo metés cosas "de ahora" (me hace acordar a algunos comentarios de mi sobrina de 7, y pienso en los abismos que hay entre nuestras vivencias y las de ellos).

Sergio Muzzio dijo...

froggies: Muchas gracias! Y sí, la gracia es respetar todo lo posible lo que pide la Patricia, de chupamedias que soy, nomás.
p.d.: ¿¿¿Qué te dice tu sobrina???

Celeste Sánchez Goldar dijo...

Lindo, lindo! Me gustó. Al principio me molestaba un poco que fuera otro quien lo contara, pero el llegar al final, entendí, me encantó.
Voy a revolver un poco mis libros, tengo la idea de que me recuerda a Ernesto Schoo, pero no sé si me estoy equivocando de autor.

Sergio Muzzio dijo...

TT Custarót: Muchas gracias. Soy inocente de cualquier plagio al tal Schoo, no lo conozco. Si me dice el ofical Schultz, sí, pero a Schoo no lo conozco.

Sergio Muzzio dijo...

fer:
a) muchas gracias
b) tiene razón en todo menos en una cosa: decir "Irma" es decir "sexo", según Gutiérrez.

Sergio Muzzio dijo...

MIKIKI: Muchas gracias! Espero que sea crecimiento y no gordura... Hablé con su coequiper y le dije que a ver si me invitaban a verlos actuar, che.

Anónimo dijo...

Ese cuento me hezo recordar buenos teempos...en esa epoca no tenea celular con camara (se been que hoy tampoco tengo) pero la veeja Kodak enmortalezo momentos teernos en las duchas del club gallenaceo...
El agua cayendo por tu espalda y tus rulos con la espuma del "Palmoleve -cabellos hechos meerda-"...
Nunca consegue ganar nenguna apuesta con esa foto y hoy dudo que consegua algo, por estar desgastada por el paso del teempo enflexeble y de mes dedos soñadores...
Pero, será que podemos organizar una subasta en tu blog por esa foto?
Cuánto tus admeradoras/es estarean despuestos a pagar?
Como brende tengo tambeen un calzon de Areel suceo olviedado un dea que saleo correendo apurado despues de una propuesta mea...

Carletos, cada dea saca foto mejor...

In-prudencia dijo...

Muy bueno amigo...
Besos.

Alejandro Gomez dijo...

(primer comentario en su blog ;)
che ... 2da persona....jodido....pero valió la pena, me gustó mucho.
Saludos

Sergio Muzzio dijo...

CARLETOS: me tenés intrigado...En fin, sos bienvenido, che

MILL: Gracias, amiga (tánto tiempo!)

A. GOMEZ: Gracias por la visita y por tu comentario. Creo que no había usado la 2º antes y me gustó, pero tenés razón, es jodida.
Saludos

Anónimo dijo...

Este post explica perfectamente por qué en el locutorio de Paraná al 500, donde todas las PCs tienen protección antiporno, se me cerraba constantemente el Mozilla cuando intentaba entrar.