martes, septiembre 02, 2008

Llegaron las visitas...





Según el servicio de estadísticas que tengo contratado (antes tenía al INDEC y me iba bárbaro, me cantaban como 1500 visitas por día…) en la última semana ha llegado hasta este blog gente que buscaba cosas muy diversas.
La mayoría supongo que se habrá desilusionado bastante (ver redondeles), pero no quiero que le pase eso al que preguntó (SIC): “¿Es algo común que a alguien le atraiga su hermana sexualmente?”
Y quisiera contestarle al amigo:
Además de que está horriblemente mal armada la pregunta, estás muy pero muy enfermo.
No, delincuente, en principio no es común que te quieras coger a tu hermana (¿en principio?).
Pero vamos por partes.

La pregunta estaría mejor expresada así:
“¿Es normal que me sienta atraído sexualmente por mi hermana?”, pero se comprende que entre la calentura y la evidente culpa tampoco podamos pedirte demasiada corrección gramatical.

Ahora, ¿qué querés preguntar, realmente? ¿Te interesa saber si está bien o mal, o solamente si hay muchos degenerados como vos?
Ejemplo: Es normal que la gente vote lo que más le conviene como individuo, aunque sea lo peor para el país. Es normal, pero no está muy bien que digamos. ¿Entendés, monstruo aberrante?

Sin embargo, antes de enviarte a la hoguera debemos considerar muchos otros puntos, a saber:
1. Estado de tu hermanita
2. Nada más.
Y sí, al final es un solo punto.

Yo creo que debe ser bastante normal si la hermana está buena. Digo: debe ser normal la atracción, incluso fantasear un poco.
Y si sos el hermano de Jesica Cirio se te permite tocarte un poco. Un poco en invierno y bastante en verano.
No sé, nene…es difícil ayudarte…

Pero me parece importante la actitud de tu hermana, también.
No va a servirte demasiado, pero hace un tiempo escribí el cuento que sigue.
Buen provecho.


PUNTOS DE VISTA

Y pensar que no querían comprarte el celular con cámara incluida. Como si lo hubieran adivinado, pendejo. Pero insististe, te pusiste cargoso y hasta extorsionaste con lo del fallido regalo de Navidad. Hacerle eso a tu vieja, refregarle lo del regalo, fue una guachada mayor. Pero te dio resultado, tu vieja se sintió culpable por haberse equivocado de muñeco en Diciembre y te compró el celular. Ahora, a los 8 años, estabas a la par de tu hermana de 16, con ese celular brillante que le mostraste a los chicos del barrio tratando de disimular un poco tu alegría desbordante.
Lo de fotografiar a tu hermana se te ocurrió un poco después.Hacía poco que la espiabas cuando se vestía y una vez te habías animado a treparte desde el jardín a la ventana del baño mientras se bañaba. Pero era un riesgo demasiado grande, incluso alguna vez estuviste casi seguro de que te había visto, y la cosa no te daba mayores satisfacciones, ni siquiera entendías bien por qué lo hacías. Tenía el encanto de lo prohibido, pero más allá de eso era una aventura intrascendente que te dejaba con la sensación de arriesgarte por nada. Sé que eso cambió cuando lo dijiste sin querer en un cumpleaños. Alguien había hecho la pregunta, y vos dijiste que sí, que habías visto a una mujer desnuda. Cuando te apretaron para que digas a quién, dudaste. Pero al mismo tiempo te diste cuenta de que no tenías salida, nadie iba a creerte otra cosa, las opciones eran tu mamá o tu hermana. Y dijiste la verdad, porque no te hubieras animado a mentir con semejante cosa metiendo a tu vieja en el medio. Así que tiraste la respuesta y viste cómo el grupo se te subordinaba de inmediato: incluso chicos mayores te miraron con admiración. Claro que sabías que tu hermana era linda, aunque nunca lo admitieras. Para vos la belleza todavía tenía que ver únicamente con ojos celestes y cabellos rubios. Sólo recientemente habías empezado a fijarte en el resto del cuerpo, en los pechos en general y en las tetas de tu hermana, grandotas y paradas, en particular.Cuando los chicos te pidieron detalles, una prueba, sentiste que pisabas arenas movedizas. Porque la prueba la tenías ahí mismo, en tu celular. Pero mostrar las fotos podía ser igual a pasar de ídolo a degenerado, y además iba a ser imposible que ninguno hablara y que el asunto no llegara incluso a oídos de tu familia. Te decidió la apuesta con Hernán, el líder natural del grupito. Porque él también había percibido tu respuesta como una amenaza, y quiso recuperar terreno. Entonces te había desafiado, se te había reído en la cara tratándote de mentiroso, de pendejo mentiroso. Tuviste la lucidez de no darles el gusto demasiado pronto; de repente te diste cuenta de que el resto asistía mudo al diálogo entre Hernán y vos y te gustó ese poder repentino. Y además, ya tenías la prueba que te pedía Hernán, ese grandote Hernán de 12 años que de repente parecía asustado y en el fondo se le advertía que ya te estaba admirando también.Así que te quedaste callado y con una sonrisa, y los dejaste que se agrandaran, que te cargaran entre todos hasta que apareció la apuesta. Primero escuchaste lo que querías oír, que había varios que se morirían si veían una foto de tu hermana en bolas, que darían no se qué por verla.Por fin le dijiste a Hernán, mirándolo sólo a él, fijamente:
- ¿Qué apostamos?
Me dijo Juan que le hizo gracia cuando le contaste esta parte. Más allá de la indignación y las ganas de cagarte a trompadas, esta parte le había dado risa a Juan. Porque te imaginó inflando el pechito contra el del otro nene, con apenas 8 años y haciendo apuestas que incluyen minas en pelotas. Claro que Juan nunca iba a decirte ésto. Pero sigamos: el tiempo que te demoraste hasta hacer la apuesta, te dio la posibilidad de ver todo en pespectiva: ibas a mostrar una prueba, una sola, pero no en ese momento y no a todos. Ibas a mostrarle una foto a Hernán, pero no directamente del celular sino impresa. Eso iba a dejar por lo menos dudas acerca de cómo la habías conseguido. En caso de que a Hernán le importara eso, claro. En caso de que a Hernán le importara más eso que ver a tu hermana completamente desnuda, en la cama y con las piernas abiertas, como posando.Así que habías ganado la apuesta, 10 pesos y un juego original para la computadora. Pero por sobre todo habías ganado prestigio, el propio Hernán se encargó de ponerte por las nubes. A vos y a tu hermanita, claro.Después de eso no hubo más apuestas. Pero sí hubo más fotos y muchos pedidos para ver “la” foto, y a algunos se la mostraste a cambio de algo. Nadie supo que tenías más de cincuenta fotos. Ni siquiera Juan.Hablando de él, nunca entendimos qué fue lo que realmente te pasó, por qué de repente tuviste un cargo de conciencia insoportable con Juan. No tenías ningún remordimiento con tu hermana, pero con Juan sí. Te torturó la culpa hasta que se lo contaste. Debe haber sido muy difícil para vos, porque apreciabas mucho a Juan, y él a vos, era el novio de tu hermana desde hacía años y siempre te trató como si fueras especial, a pesar de la diferencia de edad. Así que un día lo llamaste y le dijiste que querías verlo, solo. Hacía meses que andabas con el celular y casi no podías creer las fotos de tu hermana que habías conseguido. Juan se preocupó, porque te notó angustiado de veras. Y cuando le contaste lo lastimaste mucho, porque le parecía terrible lo que estabas haciendo, pero vos te quebraste en un llanto desgarrado y entonces Juan se dio cuenta de que se te había ido de las manos, que el juego perverso se te había vuelto en contra de repente, que te mezclaste en cosas demasiado jodidas para tu edad. Y Juan tuvo que calmarte, apenas pudo retarte un poco y decirte que bueno, que él mismo iba a encargase de arreglar todo con tu hermana, porque tu hermana tenía que saberlo, era mejor eso a que se enterara por otro lado. En cuanto pudo apaciguarte un poco te hizo prometer que todo se terminaba ahí, incluso borraste las fotos delante de Juan. Fue lo mejor, viéndolo ahora a la distancia.
Porque a mí también el asunto se me había ido de las manos, y ahora estaba Juan. Pero desde la primera vez que te pesqué fotografiándome supe que jugábamos con fuego. Yo también me sentía estremecida cuando sabía que me estabas espiando, y adivinaba que mis fotos andaban torturando a tus amiguitos, a esos mismos nenes que me miraban y enrojecían cuando venían a casa, y a mí me gustaba.







10 comentarios:

In-prudencia dijo...

Me recordaste el libro que aún no sostengo en mis manos U_U

Algo de chantaje emocional.

Un besito,
Anita

Sergio Muzzio dijo...

Ah, pero éste es inédito...Ya va el librito, en unos días.

Y usted...cuídese de que no la fotografíen los de arriba.
Besos!

El Profe dijo...

La "sobreestimulación" que reciben nuestros pibes en todo ámbito está logrando que el cerebro se les traslade a la cabeza del glande, ja-ja.
Lo tuyo estimado Sergio, como siempre, un regalo para leer por tu exquisita manera de narrar...
Un abrazo.

bech dijo...

Hola Sergio: Coincido con lo que dice el profe.Ayer iba caminando detrás de unos nenes de 5 años más o menos y cuando los crucé escuché el siguiente diálogo: -Yo sé lo que les gusta a los hombres-dijo él.
-Cómo vas a saber si vos todavía no sos-dijo ella.
-Pero yo lo sé en mi imaginación.-dijo él.
Y me quedé pensando en lo que podría venir después pero yo iba apurada...
Lindo relato, buen fin de semana.

Anónimo dijo...

No puedo creer que una persona busque "petera - foro" ni "milonga pijudo" nunca se me hubiese ocurrido!!! jaja
Un abrazo Sergio cuidese!!!

Sergio Muzzio dijo...

EL PROFE: Muchísimas gracias, aunque el narrador o la narradora (nótese como yo no me hago cargo) no deja demasiado clara su posición respecto de los hechos, o en todo caso no se escandaliza demasiado.
Un abrazo, Profe

APALABRADA: ¿Y cómo no le preguntó????

MARTIN: Estuve tentado de improvisar la "Milonga del pijudo", más o menos en este tono:
Viniendo de Ciudadela / me crucé un morocho peludo...

En cualquier momento la termino.
Abrazo para usted también!

Anónimo dijo...

No habia leido el cuento es barbaro!!! casi pude meterme en la cabeza de ese nene cuando lo lei y nunca imagine que la propia hermana era la relatora, brillante sergio!!!

Sergio Muzzio dijo...

...y encima es capaz de decirlo en serio.
(un abrazo, pibe)

Gringo dijo...

Je je, muy bueno.
Yo a las 12 fui a buscar a un amigo a su casa; el viento hizo magia y movió una cortina dejándome observar a su hermana de16 tomando sol en el patio en bolas. Ufff...qué momento por Dios. Fueron los mejores 5 segundos de aquel año. Pasó mucho tiempo para repetir esa imágen.
Abrazo:

gringo

Sergio Muzzio dijo...

¿Por "repetir esa imagen" debo entender que luego le pasó el Coppertone usted?
Abrazo!