Enero de 2007
Ahora, que teníamos el proyecto abrochado, que finalmente habíamos redondeado la idea y habíamos podido transmitirla con la claridad necesaria; ahora que por fin lo había aceptado mi pareja actual, justo ahora, ya no sé si quiero que me dejen ser infiel.
Después de años de juntar argumentos en contra de la fidelidad, de hablar hasta por los codos de la utopía de la monogamia, de proclamar que ir en contra de la naturaleza es suicida, después de todo eso me agarran las dudas.
Después de convencer: a los cultos con historias de Grecia, a los formales con la posibilidad de diversión, a los conservadores con la promesa de que no sería obligatorio, y a los creyentes con los ejemplos nefastos de la abstinencia, ahora comprendo que estábamos equivocados.
Desempolvamos esa vieja teoría que se llamó “la nueva fidelidad” y cuyos principios básicos eran Libertad y Sinceridad, y que tenía bastante que ver con lo que nosotros impulsábamos hasta ayer mismo, aunque esa palabra, Sinceridad, expuesta así, en forma tan impúdica, nos hacía imaginar a los integrantes de la pareja contándose qué habían hecho y con quién, y no nos cerraba. Lo nuestro era otra cosa: enaltecíamos el respeto por el otro, pero más bien desde el “ojos que no ven, pero saben”.
Lo que prometíamos era vedarnos las aventuras con gente conocida y en lugares conocidos; garantizábamos la prohibición de usar el lecho conyugal para los encuentros, jurábamos inmunidad para los familiares y por sobre todo abolíamos cualquier tipo de interrogatorio.
Queríamos dar rienda suelta a nuestros instintos, pero aspirábamos a la comprensión y aprobación de la sociedad toda, y en nuestro fuero íntimo soñábamos con que el ejemplo cundiera y suponíamos que el incremento de actividad sexual nos beneficiaría a todos. Y, al haber más gente probando nuevas experiencias, sería más fácil evitar los casos que mencionábamos antes: nada de mirar con ganas a la cuñada, para qué, si el río abundaría en peces. Queríamos descriminalizar la infidelidad.
Estábamos tan equivocados.
Ahora, que el Proyecto cuenta con media sanción en la Cámara Baja, que los diarios hablan de esta verdadera revolución cultural, ahora que había ajustado mi agenda para festejar con todas mis amantes, me doy cuenta de que hemos aniquilado el componente principal: el sabor de lo prohibido.
Ya no será peligroso quedarse después de hora con la secretaria nueva, ya será legal que salgamos con otras mujeres, ya no necesitaremos inventar partiditos de fútbol y ellas de paddle. Ya nunca nos provocará vértigo percibir en nuestra ropa un perfume delator.
Habremos por fin reconocido nuestra naturaleza juguetona y sensual, nuestra imperiosa necesidad de seducir y ser seducidos constantemente, nuestras urgencias hormonales y nuestros deseos de probar todo lo que se pueda antes del fin.
Habremos reconocido todo eso, pero también habremos clausurado definitivamente nuestra producción de adrenalina, de sudor frío y de saliva espesa, habremos sepultado nuestra capacidad inventiva y de asombro, habremos perdido el miedo en definitiva, y con él nuestras mejores posibilidades de supervivencia.
12 comentarios:
Bueno, no es un post nuevo, pero me tomé el laburo de buscarlo y no plagié a nadie, ¿no vale nada eso?
q boludo, yo leía y pensaba, ésto yo ya lo leí, le debe haber cambiado algo muy sutil y no me doy cuenta, y resulta q es el mismo.
reciclado las bolas, ésto no es reciclado!
"Reciclado" de "lo usamos de nuevo".
Pero tenés razón.
Voy a tener que ponerme a escribir, che.
Un escándalo, yo no sé qué hace el gobierno...
ché, reciclado las bolas quedó medio fuerte no? q cosa las hormonas, te dejan hecha un fliper. Está bien usada la palabra "post usado de vuelta"
igual, más allá de todo, está muy bueno. mandalo a una revista de minas ( sofía, ohllala) y q te lo publiquen. no tengo contactos, pero tratá. de verdad. tá bueno el rulo.
Este post es muy masculino.
Paul: ¡La culpa es de Cristina y sus recomendaciones de carne de cerdo!
Laurita: Bueno, lo voy a mandar. Las puteadas de vuelta se las comparto, mi amor.
Mariela: ¿Qué puedo decir? ¿Gracias? ¡Gracias, Leti!
¿Por allá están legalizando la infidelidad?
¡¡¿De qué me perdí?!!
Se recicla la basura... Este post no es reciclado, es muy bueno. Y no creo que sea masculino. Sería "instintivo"?
E'cir: Muchas gracias, morocha.
Mmmmhhhh... No se (sin acento, porque mi orednador gringo, carece de ellos, de "enies" y de dieresis)...
Decia que no se si lo plagiaste o no, pero estas entregando un producto decente. Se deja leer y resulta interesante.
Felicitaciones, compadre.
Gracias, Muyugly. Si le preocupan muchos los acentos, pruebe con Alt-130, 161, etc. Y trascienda las limitaciones impuestas por el imperialismo.
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