
Me pide la recepcionista que por favor le diga Yami en lugar de Yamila, porque el nombre completo solamente lo usaban los padres para retarla, y parece que a ella todavía le trae malos recuerdos.
Le digo que bueno porque me cae simpática la Yami, y porque vi muchas veces que los padres tienen (parece) un nombre especial para cuando cagan a pedos a los hijos, y está muy mal.
En mi familia, por ejemplo, se estilaba usar los dos nombres ("¡Sergio Marcelo caminá a ordenar tu cuarto!"), con lo cual los retos adquirían ribetes de culebrón venezolano.
Mi hermana hace lo mismo con sus hijos, alternando entre el uso de los dos nombres o solamente el segundo, que en general no se usa nunca...salvo para esos casos.
En realidad el segundo nombre se pone casi exclusivamente para eso. Para retarte.
Por eso uno en general termina odiando el segundo nombre o predisponiéndose mal en cuanto lo escucha.
Yo creo que habría que aprovechar y después del primer y único nombre (del nombre verdadero, digamos) habría que poner otro u otros ex profeso para los retos.
Esto traería dos enormes ventajas: por un lado, no crearía traumas en los niños, y por el otro le daría la oportunidad a los padres de proyectar fehacientemente su enojo, de subliminar un poco, de putear al que realmente quieren putear.
Ejemplos: Exequiel Carlos Saúl, Facundo Néstor Carlos, Diego Diego Armando (en caso de que Diego les guste en serio, entonces para felicitarlo sería Diego solo y para darle una piña cuando trae el boletín sería Diego Armando. No sé si se entiende)
Y además hay muchos que recibieron los nombres porque los padres admiraban a alguien (verbigracia: Diego Armando Barrado, encima jugador de River).
Así que, atentos a que los pendejos siempre van a mandarse alguna que mereza un reto, y teniendo en cuenta que está aceptado elegir nombres por simpatía, no es tan loco elegir un nombre justamente por lo contrario, y destinarlo a los fines de increpación o golpiza.
Habría que evitar solamente caer en cosas bizarras como Magalí Carlos Saúl, eso ya es un despropósito.
En ese caso, o esperás a tener un varón o al menos te conformás con un Magalí Lilita, medio cacofónico pero absolutamente válido.