miércoles, septiembre 20, 2006

Etchecolatz


Nombrar cabalmente las cosas alivia un poco.

Imagínese libre como para nombrar al pan “pan” y a su jefe “crápula”. Disfrute de la sensación de prescindir de eufemismos y hable claro, aunque sea mentalmente. Dígale a la chica de la heladería que la ama; siente precedentes de valentía en esas lides y aténgase a nuevas jurisprudencias.
Luego, si le gustó la experiencia, pruebe con lo siguiente: mírese de frente en el espejo, bien a los ojos, y dígase qué clase de persona es. No abunde en clasificaciones, limítese a “bueno” o “malo” y a lo sumo agréguele “muy”.
Sobre todo no invente figuras ambiguas, y ni se le ocurra ampararse en oscuridades tales como la obediencia debida.
Sentirá que pierde peso, en principio. Es el alivio de nombrar, de reconocer, que mencionábamos arriba. Después pueden venir las consecuencias, claro. Dependiendo de lo que conteste el espejo.

Anoche, a Miguel Osvaldo Etchecolatz el Tribunal Federal Nº 1 de La Plata lo nombró para siempre genocida, y es el primero en recibir la calificación.
Un genocida es el que comete genocidio, y dice el diccionario que esto es la “aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”.
Clarísimo. No se parece a un héroe de guerra, como Etchecolatz se presentaba.

El comisario favorito del asesino Camps, el responsable de la Noche de los Lápices, artífice de por lo menos 95 torturas, el homicida de Nora Formiga, Elena Arce, Margarita Delgado, Patricia Dell’Orto, Alfonso De Marco y Diana Teruggi, el que se apropió de la menor Carmen Sanz.
Etchecolatz, el que siempre ha reivindicado el accionar de la dictadura militar.
El autor del libro La otra campana del Nunca Más.
El que sigue envuelto en porquerías como la desaparición de hace 2 días de Jorge López, querellante en el mismo juicio.
Etchecolatz, el que se negó a declarar porque era su derecho, aunque desconoció la autoridad del Tribunal diciendo que sólo el Juez Supremo habría de juzgarlo, mientras tocaba un rosario.
Se ignora si alguna vez se preguntó frente al espejo la clase de basura que era. Tal vez el espejo también haya pretendido negarse a declarar (cómo decirle que...), aunque el ex Comisario probablemente no hubiera consentido esas pavadas y le hubiera metido picana, mientras en el rosario se reflejaban los chispazos azules.

Etchecolatz, al que usted puede llamar desde ahora genocida.

9 comentarios:

Rossana Vanadía dijo...

Genocida, ojalá te pudras en la cárcel. Confiar en la justicia, es un camino lento. Así como la transparencia, pero, don`t give up. No nos desanimemos. Tenemos que volver a confiar en que se presentarán algunos cambios. Gracias Sergio por esto. Por tanta claridad.

Paréntesis dijo...

30 años es mucho tiempo, demasiado...
30 años abriéndole de a poquito las heridas a la gente que sufrió directamente la pérdida, como si eso no hubiera sido suficiente.
30 años inculcándonos escepticismo por el improcedente proceder de las personas encargadas de curarnos las heridas (aunque nunca cicatricen) por una injustísima justicia que se había olvidado en un cajón su razon de ser y existir.
Ayer relamente me emocione, pero tambien sentí verguenza y dolor por haberles hecho perder 30 años a tantos padres, madres, hijos, abuelos, nietos.

Sergio Muzzio dijo...

ROSS y PARENTESIS: Les arrancaron la Obediencia Debida y el Punto Final a una democracia débil y después de una guerra de locos. Es cierto que pasó mucho tiempo, pero es de esperar que haya servido para afianzar algunas cosas. Otras, ya es evidente que no van a claudicar y cobra más sentido eso de Como a los nazis les va a pasar: adonde vayan los iremos a buscar.
Saludos.

LAURITA: A usté nunca le faltan palabras. Es más: debería abrir su blog cuanto antes. No espere a que se lo proponga su editor.
BESOS!!!

In-prudencia dijo...

Eso debe ser como decir frente al espejo que se es feo... Decir que se es malo...
Quizás mi ego es tan grande que no me permite verme como fea, pero si como mala... Quizás el caso del susodicho es inverso al mio...

¿Soy fea?...

Un beso...

Ana dijo...

Celebro que estas palabras suyas dejen de ser sólo una expresión de deseo, para convertirse en realidad.

Sergio Muzzio dijo...

MILL: Qué sé yo, ¿sos mala?

ANA: Esperemos que sí. Saludos!

Celeste Sánchez Goldar dijo...

De qué mejor forma decir lo que usted ha dicho sobre esta persona? Y que alegría poder llamarlo el genocida cuando eso es lo que es, poder llamarlo así proque desde hoy ese es su primer nombre.

Sergio Muzzio dijo...

TT: Muchas gracias. Parece que de segundo nombre (compuesto) están proponiendo "Hijo de puta".

In-prudencia dijo...

No se... no creo buena... solo soy... como medio tonta, medio lenta... a veces muy agresiva... pero no buena...
Demasiad egoísta...