A Susana Igarzábal, in memoriam
La foto de Bariloche era mucho mejor que el retrato de Dorian Gray. Porque, a diferencia del cuadro de Dorian, en esa foto nadie envejecía nunca y tenía siempre sobre nosotros el efecto de hacernos sentir muy jóvenes: al fin y al cabo veintiséis, veintisiete años desde el viaje de egresados no eran demasiados, por lo menos no demasiados como para evaporar totalmente los recuerdos.
Mirar la foto era trasladarse a ese momento y hasta recordar los comentarios que hacíamos mientras nos acomodábamos: recordar al Gallego Fernández tirándose encima de Cañete y de Marcelo, recordar a Gustavo dirigiendo al grupo como siempre; a mí, sentándome a lo indio entre Mirta y Fernanda, en el lugar más codiciado, y que encima me abrazaran para la foto y que eso quedara, que me quedara el cosquilleo para la posteridad, para cada vez que mirara la foto de Bariloche.
Ahora la foto perdió todas sus cualidades mágicas. Ahora que pasó lo de Susana la ilusión de juventud eterna, de inmortalidad compartida que nos venía de esa foto, se fue para siempre. Ni siquiera se necesitó un accidente de autos, un disparo a quemarropa, un virus letal. Algo extraño.
Susana se murió durmiendo, se le acabó la vida porque la vida es así, el tiempo corre y la vida se acaba.
Ahora que pasó lo de Susana, la foto de Bariloche ya no es más lo que era.
Si la mirás con un poco de cuidado, vas a ver que la foto está bastante descolorida. Algunas caras empiezan a borronearse y otras se hacen definitivamente irreconocibles. Con el tiempo, los gestos se hacen como más adustos, algunas rayas parecen muecas de dolores reales. Algo pasó.
Al fin y al cabo, es una foto de hace como treinta años. Y ahora ya tiene un hueco demasiado notorio.
A lo mejor hace rato que se venía deteriorando y nosotros no nos dábamos cuenta, o no nos queríamos dar cuenta.
Era tan linda esa foto, ese cosquilleo renovado.
Pero ahora no me pasa eso, me pasa otra cosa.
La foto de Bariloche ya no tiene ninguna magia.
11 comentarios:
Qué raro un post así en su blog. Se siente la conmoción profunda...
Bueno, piense que, al menos conservó esos recuerdos con magia por casi tres décadas. Lo que le pasa ahora es nostalgia. No es "nos estamos poniendo viejos", nono. Esta sensación que describe es la pérdida de la inmortalidad asumida propia de la juventud. Y toda foto de Bariloche representa eso en su esplendor.
Ahora que lo dice, yo tuve la mía colgada en mi habitación desde que vine a vivir a Buenos Aires. Pero en una mudanza, hace dos años, no la volví a sacar de la caja. Casualmente (?), nada era lo mismo para ese entonces...
Ahora está guardada por ahí...
"Y toda foto de Bariloche representa eso en su esplendor". Tal cual.
A la mía hace muchos años que le perdí el rastro, pero cuando me enteré lo de Susana, lo primero que pensé fue en esa foto.
Es un post raro, en un día raro.
Beso!
Ay, Sergio... Me tomaste desprevenido, que lo parió...
Según entiendo, la foto se venía deteriorando hace rato, pero hizo falta el efecto Susana para notarlo. Terminó el hechizo. Dejaron de ser invencibles, y ahora la muerte acecha en cada esquina.
Mi foto de Bariloche quedó en el fondo de un cajón desde que Marito tuvo la mala idea de morirse a la ridícula edad de 24 años. Cuando eventualmente la foto queda al descubierto, veo el horrible rostro de la muerte. Tiene los cachetes colorados por el frío.
Saludos.
PD: Leí tu categorización de comentaristas. Me gustó. Solo me permito destacar que los comentaristas pueden ser mala leche en un blog; chupamedias en otro; copados buena onda en el de una minita, y sabiondo superado en el propio.
No es raro, Ser, este post. Yo lo conozco a usté y no me sorprende.
Me gustó mucho. A pesar del dolor.
Un beso.
no, no quiero escucharte. convenceme q es ficción.
PAUL: Y vos me agarraste a mí. Esas muertes tan tempranas son tremendas, y esas fotos de Bariloche son un búmerang peligrosísimo.
P.D: "Buena onda en el de una minita"...Viejo lobo de mar...
ZOEPE: Tal cual, tal cual. Besos para vos.
LAURA: Nop.
si te digo puto queda mal. estoy enojada.
Y bueno, si le hace sentirse mejor...
Siempre pensé que morir durmiendo debe ser como una especie de premio. Digo, en el sentido de no sufrir. Es como que la muerte diga, "a vos no te voy a joder" y nos deje una última inspiración profunda, en medio de un hermoso sueño, y ya está.
Una mierda igual. Pero me gusta pensar que puede ser así.
Saludos, y fuerza!
En todo caso, estimado Sergio, es mucho mejor que la vida sea una especie de video casero —que transcurre con luces y sombras, finalizando luego de un determinado tiempo— y no una foto, estática, que no cambia nunca...¿No te parece? Un abrazo.
El Profe: Tal cual, tal cual.
Abrazo.
Publicar un comentario